Pongámonos en el caso de que buscas un SUV de estilo coupé y que, tras mucho sacrificio, te puedes permitir gastar unos 65.000 euros. Tu favorito es el GLC Coupé, pero por esa cantidad de dinero únicamente puedes acceder a la versión de acceso, el GLC 200 4Matic Coupé, con motor de gasolina de 204 CV. Como es lógico, te preguntas si será suficiente para un modelo de 4,77 metros de longitud y 1.945 kilogramos de peso en orden de marcha. Ya te anticipo que no se puede dar una monosilábica, pues existen matices.
Antes de nada, conviene recordar que el GLC, el SUV medio de la marca, se encuentra en su segunda generación, lanzada a mediados de 2022, si bien la carrocería coupé llegó unos meses más tarde. Esta última es ligeramente más larga (4,77 metros frente a 4,72 metros) y pierde capacidad de maletero; en el caso del GLC 200 que nos ocupa, 545 litros frente a 600 litros de la silueta convencional.
También existe una ligera diferencia en las cifras de prestaciones y consumos, pero no lo suficientes para ser determinantes. El mayor hándicap de esta carrocería está en el precio, pues en este GLC 200 son nada menos que 4.227 euros de diferencia. Por tanto, la primera pregunta que deberías hacerte, antes de si la mecánica es suficiente o no, es si realmente te interesa optar por esta carrocería, que desde un criterio totalmente objetivo no presenta ninguna ventaja.
Es más, presenta un defecto bastante importante relacionado con la visibilidad, pues debido al tamaño y la forma de la luneta trasera, la visión por el retrovisor central es realmente reducida; de hecho, con dos adultos en las plazas traseras queda reducida a la mínima expresión. Lo cierto es que es una característica común a este tipo de carrocerías, aunque especialmente acusada en el caso del GLC Coupé.
¿Son suficientes 204 CV para el GLC 200 Coupé?
Hecho este pequeño inciso, vayamos con el quid de la cuestión. La respuesta rápida a la pregunta del titular es un sí, al menos, para una gran mayoría de personas. No obstante, quien busque una respuesta contundente al acelerar debe fijarse en alguna versión superior… o en el diésel 220 d, que pese a tener ‘sólo’ 197 CV tiene un mayor empuje que el gasolina. Eso sí, sea cual sea la opción elegida (hay muchas versiones por encima), requerirá de una mayor inversión; en el caso del diésel, son algo de 3.000 euros más. Si optamos por alguno de los híbridos enchufables (GLC 300 e o GLC 300 de), el coste aumenta hasta 70.160 euros.
También se pueden buscar alternativas fuera de la marca, aunque para ello hay que olvidarse de la silueta coupé, pues sus competidores directos (Audi Q5 Sportback y BMW X4) son aún más costosos. Por relación precio-potencia, una buena alternativa podría ser el Volvo XC60 B5 de 250 CV. Si miramos al mercado generalista, las opciones se multiplican, aunque eso es harina de otro costal.
A favor del GLC 200 está el hecho de disponer de varios modos de conducción, entre ellos uno (Dynamic) orientado a extraer la quintaesencia del motor. Obviamente no hace milagros, pero si se aprecia una respuesta más instantánea y una mayor rapidez del cambios automático de nueve velocidades.
En este sentido, nuestra unidad de pruebas estaba equipada con el denominado ‘Paquete de conducción dinámica’, que incluye la suspensión neumática Airmatic y la dirección al eje trasero. No sólo es recomendable desde el punto de vista dinámico, sino que también mejora la maniobrabilidad (el coche gira mismo espacio) y, al activar el modo de conducción Off-road, se ganan unos centímetros extra de altura libre al suelo (también se puede rebajar la altura para facilitar el acceso). Eso sí, se añaden 4.014 euros a la ya de por sí generosa factura.
En este sentido, conviene reseñar que la unidad que hemos probado llevaba más de 30.000 euros en equipamiento opcional; solamente el Paquete AMG Line exterior suponen 5.707 euros; las llantas de 20 pulgadas, 1.510 euros; los faros Digital Light, desde 1.940 euros. Y así una lista interminable. Pero, desde nuestro punto de vista, ninguno es imprescindible más allá del Paquete de conducción dinámica.
El GLC 200 puede gastar poco si te lo propones
Hemos realizado un viaje de unos 500 kilómetros con un 85 por ciento de autovía y el resto por carreteras nacionales, en todos los casos sin grandes desniveles, con una persona a bordo y sin equipaje. La mitad del recorrido la realizamos buscando gastar lo menos posible, con el modo Eco activado, aunque usando toda la potencia disponible si era necesario para adelantar a vehículos más lentos, aunque se dio en apenas un par de ocasiones. Pues bien, en estos aproximadamente 250 kilómetros obtuvimos un consumo de 6,5 litros cada 100 kilómetros, una cifra realmente sorprendente. Además, como contamos con un depósito de 62 litros de capacidad, no es descabellado que la autonomía se extienda por encima de 800 kilómetros.
La segunda mitad del recorrido la realizamos de manera más desentendida, por un recorrido similar, y de esta manera el gasto aumento hasta 7,9 litros cada 100 kilómetros, que tampoco es una barbaridad. Pero, como suele suceder con los motores de gasolina, y más en los SUV, la conducción eficiente tiene premio.
En recorrido urbano, como es normal, la cifra se puede ir fácilmente a los 9 litros, algo también normal para su tamaño y peso, por lo hablar de la tracción a las cuatro ruedas. De hecho, de no ser por el sistema de hibridación ligera que acompaña a esta versión, hablaríamos de cifras mucho mayores.
En definitiva, este GLC 200 4Matic Coupé es más que suficiente para la gran mayoría de clientes. No obstante, y según se indica en el configurador del modelo, la versión más demandada por los clientes es la híbrida enchufable que emplea un motor diésel para la parte térmica, el GLC 300 de. Y no es una cuestión baladí, pues el GLC es el modelo más vendido de Mercedes en nuestro país. En esta ocasión, estamos totalmente de acuerdo con la mayoría, pues esta versión también es nuestra favorita.