Si piensas adquirir un vehículo con el que ir al trabajo a diario sin dejarte el sueldo en gasolina. Si quieres que te emocione en cada curva, aunque ésta se llame rotonda. Si necesitas que te sirva para viajar en pareja los fines de semana, pero sin olvidar que cada vez que vas al supermercado sales con 20 bolsas… Quizás tienes varias opciones, o sólo una.
Un coupé que puedes utilizar todos los días
Puede que no seas una persona conformista. Y puede que no quieras el utilitario «megapersonalizable» de tu vecino del tercero, ni el típico compacto que conduce tu vecina del bajo, y aunque piensas en futuro, escuchar la palabra «crossover» te produce urticaria.
Si piensas así, hablamos el mismo idioma. Te sientes un «chaval» y lo tienes claro. Puedes y quieres este Audi TT.
Audi sigue apostando por los coupé de verdad
La firma de Ingolstadt es fiel al segmento de los coupé compactos, al que otras marcas han renunciado en favor de derivados de compactos con tintes deportivos. Y ésta, es la tercera saga del Audi TT.
Su diseño es completamente nuevo, pero sin perder su ADN. Audi coloca sus cuatro aros en el capó, al más puro estilo R8, si bien, el Audi TT aquí presente cuenta con paquete S line, que suma llantas de 18 pulgadas, paragolpes deportivos…
Equipa faros de xenón, quedando los Full LED como opción. LED se usan en los pilotos traseros, que siempre van encendidos, siendo el primer vehículo con luz diurna trambién en la zaga. Mide 4,18 metros de largo, seis centímetros menos que un Audi A3, con el que comparte la plataforma MQB, eso sí, con 96 milímetros menos entre ejes. Esta menor batalla ayuda a marcar su carácter dinámico, del mismo modo que reduce el espacio habitable en su interior.
El Audi TT tiene un maletero de 305 litros, ampliable a 712, por lo que tu compra semanal cabe de sobra.
Unas plazas traseras testimoniales
Llamar asientos a lo que hay por delante del maletero es mucho decir. Te vas a comprar un riguroso 2+2 plazas, pues detrás solo caben personas de 1,60 metros de alto como mucho. Ahora bien, si piensas en familia mira el lado bueno, ya que puedes llevar dos sillas infantiles, pues cuenta con anclajes ISOFIX. También es verdad que no se te debe olvidar la crema solar o una gorra en su defecto, pues la cabeza de los ocupantes traseros queda bajo la luna, y en verano…
Tú no tendrás problemas en acomodarte en los fantásticos asientos delanteros -si eres muy alto, el reposacabezas integrado te quedará bajo-. Nuestras posaderas van a la altura de un Audi R8, los pedales al fondo y frente a nosotros un volante que expresa la ligerza de este TT por la forma de sus brazos. Sólo con la posición de conducción sabemos que es un deportivo.
Un puesto de conducción innovador
La calidad es la que podemos esperar en un Audi y hay bastantes huecos para dejar pequeños objetos. Llamativas son sus salidas de ventilación, con los controles del climatizador integrados. Si bien limitan los movimientos de las toberas.
Tras el volante estrena el Audi virtual cockpit; en otras palabras, una pantalla TFT de 12,3 pulgadas que hace la función de indicadores digitales. Se ve perfectamente -el de la temperatura y combustible no tanto-, muestra los parámetros del vehículo y se maneja desde el brazo izquierdo del volante, desde el mando central o con comandos de voz.
No te voy a engañar, requiere un periodo de aprendizaje, pero con el tiempo es muy intuitivo y lo llegas a manejar «con la gorra». A nuestro acompañante lo dejamos en segundo plano, pues aunque tiene acceso al mando central, no ve la pantalla, por lo que está limitado a la hora de interactuar con el vehículo.
Como alternativa de momento sólo el 2.0 TFSI de 230 CV
Tú no quieres un deportivo para sacarlo los fines de semana. Lo quieres disfrutar a diario, por lo que la opción coherente es elegir el motor 2.0 TDI de 184 CV -como alternativa de momento sólo está el 2.0 TFSI de 230 CV-. Es el motor que usa el A3, el Golf GTD e incluso el Skoda Octavia RS. Todos pueden equipar un cambio automático de doble embrague, y alguno, la tracción total, dos tecnologías icono en Audi y que no ofrece este TT diésel, y si el TFSI. Eso sí, al carecer de ambos elementos este TDI gana la denominación Ultra.
Pero lo sorprendente es comprobar que aún hay quien se sobresalta cuando en una frase unes las palabras TT y TDI. Te ven con cara de «bicho raro», buscan el logo que no hay, miran bizcos sus dos escapes y te dicen: ¿Estás de broma, no? De broma nada. Y pocas marcas combinan tan bien deportividad con un motor diésel como lo hace Audi.
El funcionamiento de este tecnológico TDI es sumamente agradable, y en ciudad se beneficia del Start-stop, por lo que ofrece unos consumos contenidos. Además, seleccionando el modo Efficiency desde el Audi Drive Select -opcional, cuando en un León FR es de serie-, con sobrepasar las 1.800 rpm, nos pedirá subir de marcha. Obedeces como un cordero y las revoluciones bajan a 1.300, zona en la que hay un empuje moderado -par máximo entre 1.750 y 3.250 rpm- y cero vibraciones.
Los largos viajes por vías rápidas no se te harán pesados, y además sus consumos siguen siendo mínimos, hasta el punto de firmar un gasto medio de 5,3 l/100 km, lo mismo que uno de los crossover de moda, el Peugeot 2008 e-HDI 115 CV. El paquete S line acarrea una suspensión más firme y 10 milímetros más baja, además de unos neumáticos con perfil 40 y no 50. Pero ni con todo esto, el Audi TT es incómodo.
Con una dinámica excelente
Conviene recordar que es un coupé, no un electrodoméstico para desplazarnos. Y que hablamos de Audi, una de las marcas más tecnológicas del momento, a la que no se le da nada mal hacer deportivos. Y este TT no es una excepción.
Cuando la carretera se pone recta, sus 184 CV proporcionan un empuje sensacional, y el TDI, aunque no estira como un gasolina, acaricia las 4.700 rpm. En este preciso instante no te va a valer el modo Efficiency, ni el Confort, ni el Auto. Tu dedo no parará hasta que tus ojos visualicen en el Audi virtual cockpit la palabra Dynamic, modo en el que el TT te va a ofrecer todo lo que esconde.
Alcanza 241 km/h, velocidad a la que su alerón retráctil, el cual verás aparecer por el retrovisor al superar 120 km/h, ejerce una carga sobre el eje trasero cercana a 50 kilos.
Necesita 7,1 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, un segundo menos de lo que medimos a su antecesor, con 10 CV menos y tracción quattro. También las recuperaciones y adelantamientos los realiza en cuestión de suspiros. Y eso que los desarrollos del cambio no son precisamente cortos.
Pero las curvas son su y tu debilidad. Aquí el Audi TT sale a relucir con un chasis formidable, unas suspensiones independientes, un diferencial delantero electrónico, un ESP que se puede desconectar por completo y sobre todo, con la nueva dirección progresiva. Tiene sólo dos vueltas entre topes -sorprendente si lo comparamos con las 3,2 de un Audi R8-, y a partir del primer cuarto de vuelta es mucho más directa por la configuración de los dientes de la cremallera. Con ella el morro del Audi TT obecede cual perro fiel, y te podrás «tirar» literalmente al vértice de la curva, que pasarás por donde estés apuntando en ese preciso instante con el volante, por cierto, demasiado achatado por abajo. Es noble y no te hará ningún extraño, a no ser que seas tú el que haga cosas raras con el volante y los pedales, y su eje trasero te aportará la confianza que en ocasiones faltaba en anteriores generaciones del Audi TT. También en caso de necesidad, frena como un purasangre, pues ha necesitado un metro menos que un Audi R8 5.2 V10 para detenerse desde 120 km/h.
Cada curva te servirá para deleitarte con su ligereza, fruto de combinar aluminio y acero en su carrocería Audi Space Frame -ASF-, que sólo pesa 276 kilos, tiene 3.020 puntos de soldadura, 1.113 remaches, 4,9 metros de soldadura láser, 76 metros de uniones con adhesivo…
Casi 10.000 euros más caro que un A3
Sin duda si te compras este Audi TT, habrás adquirido un pedacito de tecnología, la cual tiene que tener algún punto en contra: el precio. Has desembolsado 42.390 euros, lo que ya son 1.500 euros más de lo que cuesta el TT con el 2.0 TFSI que le saca 46 CV, o 9.610 euros más que un Audi A3 TDI 184 Ambition, lo que sería una diferencia para pararse a pensar. Pero si te lo puedes permitir, no voy a ser yo quien te lo impida, porque vas a conducir con orgullo y a diario un vehículo excepcional, pero que podría estar algo mejor equipado, pues hay elementos de confort y seguridad que deberían ser de serie.