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Audi S8. Tren de carretera

Acelera de 0 a 100 km/h en 3,64 segundos -homologa 3,8, igual que un Audi R8 V10 FSI Spyder RWD de 540 CV-. En el mismo tiempo que un Seat Arona TGI alcanza los 100 km/h -13,2 segundos-, este auténtico salón con ruedas de 2.305 kilos -997 más que el Arona- ya circula a 200 km/h -emplea solo 472 metros-. Y cuando hemos recorrido el primer kilómetro arrancando desde parado, coquetea ya con su velocidad máxima, que está limitada a 250 km/h.

Para ello, además de contar con una pista libre y una cartera bien llena, solo tendrás que seleccionar el programa Dynamic y hundir con decisión el pie derecho en el acelerador, al tiempo que disfrutas de tu música favorita gracias a su equipo firmado por la compañía danesa Bang&Olufsen -cuesta 6.990 euros y tiene 23 altavoces y 1.920 vatios-, o mientras los 16 cojines neumáticos escondidos en sus asientos te dan un reconfortante masaje -ofrece siete programas y tres niveles de intensidad, pero cuestan 2.110 euros para las plazas delanteras y 4.430 para las delanteras y traseras-, más propio de las manos expertas de un quiropráctico.

Como has podido ver no es precisamente un deportivo que apenas levante un palmo del asfalto, sino que se trata de una berlina de representación que, para que tu cuerpo no se resienta al entrar o salir, hace que sus suspensiones trabajen en cuanto te acercas y eleven de manera instantánea su altura 50 milímetros para dejar su asiento casi al mismo nivel que en un Audi Q7.

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Con el toque de Audi Sport

Pero ni mucho menos es la típica berlina de lujo, porque Audi Sport está detrás de ella y eso se nota desde el minuto uno. Sus detalles aerodinámicos, sus acentos en carbono opcionales o sus cuatro terminales de escape -nada de embellecedores- delatan a este S8. Y esos acentos también se plasman en su habitáculo, donde hay materiales de primera calidad, ajustes exquisitos, mucho espacio -con un conductor de 1,75 metros, detrás hay 75 centímetros para las piernas- y un sinfín de pantallas a las que hay que habituarse, sobre todo si no eres muy forofo de la tecnología. Pero yo prefiero coger el truco a estas pantallas del S8 que a los monitores que McDonald's ha instalado para pedir tu BigMac, con patatas y bebidas grandes… por solo 60 céntimos más.

60 céntimos no dan ni para medio litro de gasolina de 98 octanos. Y eso -la marca alemana habla de 0,8 l/100 km- lo ahorra este S8 gracias a su tecnología híbrida suave de 48 voltios, que le otorga, además, la etiqueta ECO. A su vez tiene sistema COD (Cylinder On Demand) de desconexión de cilindros -solo sabremos que va en modo cuatro cilindros por una barra que pasa de gris a verde en la pantalla de consumo instantáneo-, aí como navegación 'a vela' entre 55 y 160 km/h y una función Start/Stop que actúa al bajar de 22 km/h.

Una impresionante potencia

Bajo su capó, de aluminio como el 58 por ciento de su carrocería, se esconde el todopoderoso 4.0 V8 TFSI, el mismo corazón biturbo de un RS 6 Avant, un RS 7 Sportback o un RS Q8. O de un Bentley Continental GT. Eso sí, 'descafeinado', pues eroga 29 CV menos que en sus tres hermanos de Ingolstadt. ¿Algún problema? Ya hemos visto que por prestaciones no es, pero aunque no lleve el apellido RS, se merece esos 600 CV; que Audi podría reservarse para un futuro S8 Plus. Ojalá.

Viajar con esta criatura es un placer para tus sentidos, pero esto no es Alemania, y no disponemos de sus famosas Autobahn. A 120 km/h el motor gira a 1.940 rpm en octava marcha -4.050 rpm a 250 km/h- y gastando poco más de 9,0 l/100 km, una cifra impensable hace años para un coche con 571 CV de potencia.

Además, el trabajo de Audi en insonorización es impecable, al igual que el realizado con sus suspensiones neumáticas, que disimulan todo lo que pase bajo sus neumáticos, aunque estos sean propios de un deportivo, como los opcionales 265/35 R21 que equipaba nuestro ejemplar.

Ese aislamiento del exterior se hace más patente en el nuevo modo Comfort+. Y es que elimina toda oscilación de su carrocería, tanto en curva como a la hora de acelerar o frenar. Siempre va plano, pero cierto es que a los estómagos más sensibles, sobre todo desde las plazas traseras, no les hará mucha gracia este programa. Marearse es sencillo por la reducción de las aceleraciones laterales, que desde el puesto de conducción ni se perciben. Además, estas suspensiones pueden leer la carretera para absorber sus irregularidades o 'guardias tumbados' antes de que pasen bajo los neumáticos. En definitiva, Comfort con un plus.

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En su programa Dynamic estas suspensiones también hacen de las suyas endureciendo sus estabilizadoras activas, pero además trabaja el diferencial deportivo activo que hay en el eje trasero -como no podía ser de otra manera, tiene tracción total Quattro- y se ayuda de su dirección a las cuatro ruedas -en ciudad es una maravilla, pues su diámetro pasa de 12,5 a 11,4 metros gracias a este sistema, opcional en otros A8-. A altas velocidades las ruedas traseras giran en el mismo sentido que las delanteras -hasta 1,5 grados- y le confieren, junto al resto de elementos, una dinámica especial. Sus 2,3 toneladas se disimulan como por arte de magia y sacar los colores a muchos deportivos será pan comido. Ahora bien, es grande, muy grande, por lo que conviene apuntar bien dentro de tu carril con su precisa dirección.

Corre como un avión y emite un sonido perfectamente amortiguado para no perturbar la paz en su interior. Y, claro está, frena de maravilla, sobre todo si equipa el conjunto carbocerámico opcional: 11.205 euros. Por ese precio, delante hay discos de 420 milímetros y pinzas de 10 pistones, que ahorran 9,6 kilos.

Y ojo a sus sistemas de seguridad activa. A otro nivel.

LA CLAVE

¿Dónde le gustaría ir hoy al señor, o a la señora? No me cansaría de preguntarlo si fuera el afortunado chófer que disfrutara de un S8 como este, una descomunal berlina que ofrece prestaciones de deportivo con el confort exigible a una berlina de representación. Conducirlo es una locura, pero detrás tampoco se viaja nada mal.