Septiembre marca la vuelta a la rutina. Libros nuevos, mochilas cargadas, desayunos contrarreloj… y, cómo no, el regreso de uno de los grandes protagonistas en estas fechas: los atascos. La vuelta de los niños a clase coincide con los conductores al volante en las mismas franjas horarias, creando una tormenta perfecta en las carreteras y calles de nuestras ciudades.
Las estadísticas lo confirman: a primera hora de la mañana y al final de la tarde, la densidad de tráfico se multiplica. Las prisas y la falta de planificación hacen que llevar a los peques al colegio y después correr hacia el trabajo se convierta en una auténtica carrera de obstáculos. Por suerte, hay soluciones prácticas para mitigar estos embotellamientos diarios y devolver la calma a tu jornada.
5Conduce de manera segura y eficiente
Los atascos no solo se forman por exceso de coches: también por la forma en la que conducimos. El conocido ‘efecto acordeón’ es un claro ejemplo: un frenazo brusco provoca una reacción en cadena que ralentiza a todos los vehículos detrás. Conducir de manera suave, manteniendo la distancia de seguridad y evitando cambios de carril innecesarios, ayuda a que la circulación sea más fluida.
Además, una conducción eficiente no solo reduce los atascos, sino también el consumo de combustible. Si a eso sumamos el estrés que evitamos al no estar acelerando y frenando constantemente, el beneficio es doble. La paciencia, en este caso, no es solo una virtud: es una herramienta clave contra los embotellamientos.
