Los vicios ocultos de los coches son defectos graves que afectan al funcionamiento o a la seguridad del vehículo, y que no son apreciables en el momento de la compraventa. Estos defectos pueden ser de origen o de uso, es decir, que pueden haberse producido antes o después de la venta, pero siempre antes de la entrega al comprador.
Pueden dar lugar a reclamaciones por parte del comprador, que puede exigir al vendedor la reparación del coche, la rebaja del precio o la resolución del contrato, además de una indemnización por los daños y perjuicios causados. Estas reclamaciones se basan en el principio de que el vendedor está obligado a entregar al comprador un coche que sea apto para el uso al que se destina, y que no tenga defectos que disminuyan su valor o su utilidad.
1¿Cómo demostrar y reclamar los vicios ocultos de los coches?

Para poder reclamar por los vicios ocultos de los coches, el comprador debe cumplir una serie de requisitos:
- El defecto debe ser oculto, es decir, que no se pueda detectar con una revisión ordinaria del coche, ni con los conocimientos propios del comprador. Si el comprador es un experto en mecánica, por ejemplo, se entiende que puede conocer los posibles defectos del coche, y por tanto, no podrá reclamar por ellos.
- El defecto debe ser grave, es decir, que impida o dificulte el uso normal del coche, o que afecte a su seguridad o a su valor. No se consideran vicios ocultos los defectos leves o estéticos, que no alteren la funcionalidad del coche.
- El defecto debe ser anterior a la entrega del coche, aunque se manifieste después. El comprador debe probar que el defecto existía antes de la compraventa, y que no se ha producido por un mal uso o por el desgaste normal del coche.
- El plazo para reclamar es de seis meses desde la entrega del coche, según el artículo 1490 del Código Civil. Este plazo puede interrumpirse si el comprador notifica al vendedor el defecto por escrito, o si el vendedor reconoce su existencia.
Para demostrar la existencia de los vicios ocultos, el comprador puede recurrir a un perito experto que emita un informe sobre el estado del coche y los defectos que presenta. Este informe servirá como prueba para iniciar una reclamación judicial, si el vendedor no acepta su responsabilidad.