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martes, 20 mayo 2025

7 viajes en coche que tienes que hacer en 2024

En la ruta del viajero contemporáneo, la búsqueda de aventura y autenticidad es constante. Con el despertar del 2024, llega la oportunidad de marcar un nuevo compás en el asfalto, de descubrir horizontes en el retumbar del motor. Así, se perfila una selección de travesías viarias que, por su majestuosidad o singular encanto, se convierten en obligaciones placenteras para cualquier conductor ávido de kilómetros y nuevas experiencias. Hoy desgranamos siete viajes en coche que no puedes dejar pasar en 2024, rutas que conjugan patrimonio, naturaleza y la gastronomía que define a cada destino.

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LA RUTA DE LA PLATA

LA RUTA DE LA PLATA

El recorrido se extiende fiel a la herencia romana que lo vio nacer, serpenteando de norte a sur a lo largo de la península. Comienza en la brumosa Gijón, atraviesa el corazón de la meseta castellana y finalmente se rinde al sol del sur en Sevilla. A lo largo del camino, los pueblos añejos y las ciudades plenas de historia jalonan un trayecto que es, en sí mismo, un testimonio vivo de diversas épocas.

No puede faltar una parada en la enigmática Mérida, cuyo teatro y anfiteatro romanos son de visita obligada, o en Cáceres, donde el silencio de sus calles empedradas invita a perderse entre palacios y torres. La oferta gastronómica se vuelve protagonista en la región extremeña, donde el jamón ibérico y los quesos dan cuenta de una tradición culinaria arraigada.

En cada etapa del camino, las áreas naturales ofrecen un respiro y una invitación a explorar. En el norte, los paisajes verdes y las costas abruptas obsequian vistas que quitan el aliento, mientras que en el sur, la dehesa andaluza se extiende en un horizonte de olivares y encinas que acompañan hasta llegar a la meta.

LA COSTA BRAVA: DE BLANES A CADAQUÉS

Una ruta que recorre los sinuosos caminos de la costa catalana, desde Blanes, pasando por la vibrante Girona, hasta llegar al reducto bohemio de Cadaqués. Este trayecto marítimo es conocido por sus acantilados dramáticos y calas escondidas, un relieve que desafía el mar salvando espacios de paz y aislamiento.

Figueras rompe la ruta con su extravaganza daliniana: el Teatro-Museo Dalí. Aunque el arte aquí es visible en cada rincón, es en las pequeñas calas donde reside la verdadera obra maestra, con tonalidades azules y verdes que cambian con el vaivén de las olas y el viajar del sol.

La gastronomía es otro fuerte de esta área, donde platillos como la «escalivada» o el «suquet de peix» cobran protagonismo en mesas que miran al mar. Es aquí donde también el vino de la DO Empordà muestra su carácter, perfecto compañero para los sabores intensos de la cocina marinera.

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El final del camino lleva al visitante hasta Cadaqués, que conserva su aire de pueblo pesquero y refugio de artistas. La luz única de esta localidad inspiró a genios como Picasso o Dalí, y hoy sigue siendo un imán para los amantes de la belleza y tranquilidad.

DE COSTA A COSTA EN COCHE: DEL MEDITERRÁNEO AL ATLÁNTICO

DE COSTA A COSTA: DEL MEDITERRÁNEO AL ATLÁNTICO

Este viaje propone una experiencia transversal de la geografía española, uniendo el azul Mediterráneo con la inmensidad del Atlántico. Partiendo de Valencia, una ciudad que mezcla modernidad y tradición, el camino se interna en el país para descubrir su diversidad paisajística y cultural.

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Al adentrarse en la región de La Mancha, las siluetas de los molinos y el inconfundible perfil de los castillos dotan al viaje de un sabor quijotesco. Aquí se pueden degustar viandas como el queso manchego y el vino de Valdepeñas, exponentes de la denominación de origen de esta tierra de gigantes.

Continuando hacia el oeste, Extremadura se abre paso con sus dehesas, su patrimonio romano en Mérida y los vestigios medievales en Cáceres y Trujillo. La naturaleza y la historia se entrelazan en una región que invita tanto a la aventura como a la reflexión.

Finalmente, el viaje culmina en las Rías Baixas gallegas, donde el océano Atlántico bate contra una costa jalonada por playas, acantilados y pequeños pueblos con sabor a sal y tradición. Aquí, el marisco y el Albariño son los verdaderos embajadores de un final de viaje que, a través del paisaje y el paladar, ha contado una historia de lo que significa recorrer y vivir España.

TRAS LAS HUELLAS DE DON QUIJOTE: LA MANCHA

Bajo el sol que curte las espigas, La Mancha despliega su tapiz de viñedos y trigales con una paleta que varía del dorado al verde pálido según la época del año. La aventura por esta inmensa meseta no solo revive las andanzas del hidalgo más famoso de la literatura universal, sino que también revela pueblos y ciudades de rica tradición vitivinícola y gastronómica.

Los molinos de viento, eternos antagonistas en la imaginación de Don Quijote, se erigen en Campo de Criptana. Esta visionaria lucha contra gigantes mantiene su vigencia en cada silueta que recorta el cielo manchego. En tanto, Almagro, con su corral de comedias y su encaje, cuenta la historia de un pasado teatral y artesano que sigue vivo.

Tomelloso, por su parte, invita a un recorrido por sus bodegas familiares donde se puede degustar el legado líquido de generaciones. Mientras que el queso manchego, reconocido mundialmente, espera en las mesas para ser emparejado con un tinto de la tierra.

Por si esto fuera poco, los parques naturales como las Lagunas de Ruidera ofrecen un escenario de agua y verdor, un oasis en el corazón de la árida llanura, testimoniando la diversidad natural que muchos pasan por alto en esta tierra de caballeros y labriegos.

EN CLAVE VERDE: ASTURIAS Y SUS PUEBLOS

EN CLAVE VERDE: ASTURIAS Y SUS PUEBLOS

Alejándonos de los clichés más transitados, las carreteras asturianas son una invitación a internarse en un verde casi irreal. Esta región, donde los Picos de Europa desafían el cielo y las aldeas conservan el sello del tiempo, es una pincelada de la naturaleza en su máxima expresión.

Cangas de Onís, puerta a los Picos, es punto de partida para quienes buscan el encanto de la montaña y la historia. Aquí, el Puente Romano es guardián de memorias y leyendas, mientras Covadonga, con su santuario y la Santa Cueva, es un emblema nacional. La costa no es menos impresionante, con Llanes como baluarte de playas y acantilados que parecen esculpidos por los dioses. El mar Cantábrico se muestra en todo su esplendor, en una geografía que compite en belleza con los relieves interiores.

La experiencia se completa con la gastronomía, plena de fabada, cachopos y sidra. Los llagares, donde se produce esta bebida ancestral, son parada obligada, ofreciendo un ritual que combina técnica, gusto y convivencia social.

EL LEGADO ÁRABE: GRANADA A CÓRDOBA

Si hay un periplo que sintetiza la confluencia de culturas que es España, es el que une Granada con Córdoba. La huella árabe, indeleble en el sur, se manifiesta en palacios y jardines que hablan de un pasado opulento y refinado.

El Alhambra, con sus salones y patios que son poesía petrificada, es un recordatorio de la grandiosidad alcanzada por los moros en la península. Mientras que el Albayzín, con sus casas encaladas y sus cármenes florecientes, es un barrio que todavía susurra historias de al-Ándalus.

Al partir hacia Córdoba, se atraviesan olivares infinitos, guardianes de un oro líquido que marca el carácter de la tierra y su gente. La Mezquita-Catedral de Córdoba se revela entonces como un laberinto de columnas y arcos que transporta a una era de esplendor y diálogo entre culturas.

En contraste, la Judería de Córdoba con su sinagoga y sus calles estrechas, es un recuerdo de la herencia sefardí que también contribuyó al mosaico cultural de la región. La ciudad, que fue capital de un califato, es hoy una cátedra viva de la historia y la convivencia de civilizaciones.

Estos caminos de 2024 no son meras rutas de tránsito, son viajes en el tiempo, expediciones del alma que a través de paisajes, sabores y siluetas arquitectónicas, narran las leyendas de un país de profundas raíces y ramas que se alzan orgullosas al cielo. La invitación está hecha, no solo para conducir, sino para vivir la historia en cada curva y cada parada de esta geografía prodigiosa.

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