La pandemia de COVID-19 dejó un impacto significativo en la conducta vial, se exacerbaron malos hábitos de los conductores que llevaron a un aumento alarmante de accidentes de tráfico y muertes relacionadas. Aunque los siniestros fatales han disminuido en años recientes, un estudio reciente de la AAA revela que la gente sigue admitiendo conductas peligrosas, entre ellas, el exceso de velocidad.
Sorprendentemente, casi la mitad de los encuestados confesó haber conducido a 24 km/h o más por encima del límite en autopistas durante el último mes. El estudio también destaca que el 36 por ciento de los participantes condujo a 16 km/h o más en calles residenciales, mientras que un 27 por ciento admitió haberse saltado un semáforo en rojo.
¿Qué piensan los conductores sobre el exceso de velocidad?

Según la AAA, el 48,6 por ciento de los encuestados calificó el exceso de velocidad en autopistas como «muy o extremadamente peligroso», mientras que un 61 por ciento opinó lo mismo sobre las velocidades excesivas en zonas residenciales. Por otro lado, el 80 por ciento consideró peligroso saltarse un semáforo en rojo, pero un porcentaje menor, el 75,9 por ciento, clasificó como riesgoso no usar el cinturón de seguridad.
La distracción también es un factor clave en los malos hábitos de conducción. Alrededor del 37 por ciento de los encuestados admitió haber leído un mensaje de texto o correo electrónico mientras conducía, y un 26,7 por ciento confesó haber enviado mensajes manualmente. Además, casi el 60 por ciento usó sistemas de manos libres como Apple CarPlay en el último mes. Los conductores más jóvenes, entre 19 y 24 años, fueron los más propensos a usar dispositivos mientras conducían.
¿Cómo es la relación entre los conductores y el consumo de sustancia?

En contraste, el consumo de sustancias al volante fue menos admitido. Solo el 7,4 por ciento confesó haber conducido bajo los efectos del alcohol, y un 5 por ciento manejó tras fumar marihuana. Sin embargo, casi el 20 por ciento admitió haber conducido tan cansado que apenas podía mantener los ojos abiertos, lo que subraya el peligro de la fatiga al volante como un riesgo subestimado.
Estos hallazgos destacan la necesidad de reforzar las campañas de educación vial y de implementar tecnologías más estrictas para combatir las conductas peligrosas. Si bien la tecnología automotriz avanza rápidamente, parece que la mentalidad de los conductores no está cambiando al mismo ritmo. Frenar estos malos hábitos será clave para garantizar la seguridad en las carreteras.