Pocas sensaciones son tan incómodas como abrir la puerta del coche después de que haya pasado varias horas bajo el sol. El calor acumulado en el habitáculo convierte el interior en un auténtico horno, con temperaturas que en días de pleno verano pueden superar fácilmente los 60 o incluso 70 grados. Volante, cinturones y palanca de cambios parecen de metal incandescente, y lo último que apetece es ponerse en marcha en esas condiciones.
Aunque el aire acondicionado es la herramienta más eficaz, no siempre está disponible, ni todo el mundo quiere usarlo constantemente por cuestiones de consumo o de salud. Por suerte, existen pequeños trucos y métodos muy sencillos que ayudan a reducir de forma rápida y eficaz la temperatura interior del coche. Algunos son casi de sentido común, otros rozan lo ingenioso, y lo mejor es que todos ellos están al alcance de cualquier conductor que, en pleno verano, no quiera sufrir las consecuencias de aparcar al sol.
5Ingenio al servicio del frescor: trucos originales

En los últimos años han aparecido ideas ingeniosas que aprovechan principios físicos sencillos. Uno de los más curiosos consiste en cortar una botella de plástico por la mitad y encajarla en la ventanilla, dejándola levemente abierta. Con el coche en marcha, el aire que entra por la botella se comprime y al descomprimirse pierde algunos grados, refrescando el interior. Aunque rudimentario, es un ejemplo de cómo la creatividad puede ayudar a combatir el calor del sol.
Otra técnica menos conocida es cubrir el volante y la palanca de cambios con fundas claras o incluso con una simple toalla antes de dejar el coche aparcado. Al evitar que reciban radiación directa, estos elementos no alcanzan temperaturas tan elevadas y se pueden usar con comodidad al volver a entrar. Puede parecer un detalle menor, pero quienes han tenido que conducir con las manos ardiendo saben lo útil que resulta.