Con el paso del tiempo y el uso, puede que la llave de tu coche no gire bien o lo haga con mucha dificultad. No supone un problema si la apertura o el arranque son electrónicos, pero cuando necesitas utilizar la llave de forma manual, encontrarte con esta situación puede ser tan frustrante que te arruine el día.
Cuando la llave se atasca, la primera reacción es pensar que hay algo roto, pero la realidad suele ser mucho más simple. Hay un truco que llega de Japón, que se ha transmitido de boca en boca y que sorprende por su eficacia.
¿Por qué cuesta tanto que la llave gire?
La cerradura de un coche no es una pieza simple. En su interior, tiene una serie de pequeños mecanismos llamados que deben alinearse para que la llave pueda girar. Con el paso del tiempo y por el uso constante, estos pequeños mecanismos se llenan de suciedad, polvo y pequeños residuos que el viento, la lluvia y otros elementos van acumulando.
Cuando la suciedad se acumula, las piezas de la cerradura no se mueven con la misma facilidad. El resultado es que la llave gira con dificultad, o incluso no lo hace en absoluto. Se trata de un problema de fricción, y un buen lubricante es la solución. Sin embargo, no se puede utilizar cualquier lubricante. Algunos productos líquidos pueden parecer una buena idea al principio porque aflojan la cerradura
El problema es que el lubricante líquido se seca y, en el proceso, se convierte en un imán para el polvo y la suciedad, empeorando el problema a largo plazo. Por eso, necesitas una solución efectiva pero que no atraiga más suciedad. Aquí es donde entra en juego el truco japonés.
El increíble truco japonés: un lápiz de toda la vida
El secreto que ha salvado ya a miles de conductores es un simple lápiz, el mismo que hemos usado en el colegio para escribir. La clave no está en el lápiz en sí, sino en su componente principal: el grafito.
El grafito es un lubricante sólido natural. A diferencia de un aceite, que es líquido y puede volverse pegajoso, el grafito es una sustancia seca que reduce la fricción sin atraer la suciedad ni los residuos.
Para aplicar este truco que devolverá la llave a su estado normal, solo tienes que frotar la punta del lápiz con fuerza por ambos lados, asegurándote de que los dientes y las muescas queden completamente impregnados de grafito. No tengas miedo de frotar con ganas, la idea es que quede una buena cantidad de grafito en la superficie de la llave. De hecho, lo ideal es que tanto la llave como el interior de la cerradura se cubran con una capa de grafito que favorezca el movimiento del mecanismo interno.
Este recubrimiento de grafito actúa como una capa que permite que los tambores se muevan con libertad y se alineen con la forma de la llave. Y lo mejor de todo es que funciona de forma casi inmediata, como si se hubieran cambiado la cerradura y la llave por una nueva.
Señales de que el truco del lápiz no es suficiente
Si bien el truco del lápiz es muy efectivo para la mayoría de casos de llaves atascadas, hay situaciones en las que el problema es más serio y necesita la intervención de un profesional. El truco no funcionará si el problema es mecánico. Por ejemplo, si los tambores de la cerradura están rotos, si la propia llave está rota, doblada o ha perdido alguna de sus muescas, o si la cerradura ha sufrido un intento de robo.
Si has probado el truco del lápiz varias veces, has frotado bien la llave con grafito y la llave sigue sin girar, o si la llave entra pero la sientes como si no encajara, puede ser el momento de buscar un cerrajero o un taller. En estos casos, el problema no es de lubricación, sino de daño físico, y un profesional es la única persona que te puede ayudar de manera segura y eficaz.
Si notas que tu llave se atasca, no lo dudes. Busca un lápiz y prueba este truco. Y si no encuentras ninguno en casa, solo tienes que bajar al chino de la esquina y por unos céntimos tendrás la solución a este problema.
