La temperatura de un coche aparcado al sol durante unas horas en pleno verano puede ser una trampa casi mortal. Abres la puerta y una bofetada de aire hirviendo, casi irrespirable, te golpea en la cara. El volante quema, el pomo de la palanca de cambios es una brasa incandescente y en los asientos se podría freír un huevo. Durante unos segundos, te planteas si es más sensato volver andando a casa. Es una de las experiencias más desagradables de la conducción estival, un auténtico suplicio que todos hemos vivido.
La reacción instintiva es encender el motor y poner el aire acondicionado a máxima potencia, esperando un milagro que tarda en llegar. Pero, ¿sabes que existe un truco sencillo que puede reducir la temperatura del habitáculo hasta 10 grados en menos de un minuto y, lo mejor de todo, sin gastar una sola gota de combustible? No, no es magia, es pura física, y cuando lo descubras, te preguntarás cómo has podido vivir sin él. Sigue leyendo, porque este secreto va a cambiar para siempre tu forma de enfrentarte a un coche convertido en un horno.
¿Por qué se convierte en una sauna el coche?

El motivo de la subida de temperatura en el interior del coche es pura física. Cuando lo dejas bajo el sol, los rayos atraviesan los cristales y calientan las superficies interiores, como el salpicadero, los asientos y el volante. A su vez, estos objetos irradian calor, elevando la temperatura del aire atrapado dentro del coche. Es un fenómeno conocido como «efecto invernadero». El aire del exterior puede estar a unos agradables 30 grados, pero dentro del vehículo, el termómetro se puede disparar por encima de los 50 o 60 grados.
Este calor extremo no solo es incómodo, sino que también puede ser peligroso. El volante o los sistemas de retención infantil pueden alcanzar temperaturas que provoquen quemaduras en la piel. Además, los plásticos del salpicadero y otros componentes liberan compuestos orgánicos volátiles (COV) al sobrecalentarse, generando ese «olor a coche nuevo» que, en estas condiciones, se convierte en un cóctel químico que es mejor no respirar de forma prolongada. Por tanto, evacuar ese aire viciado y sobrecalentado antes de iniciar la marcha es una cuestión de confort, pero también de salud.
El truco para bajar la temperatura sin encender el aire acondicionado

Este método es tan sencillo que te parecerá mentira. No necesitas herramientas, ni conocimientos de mecánica, solo tus manos y un par de puertas. Es un método que se ha convertido en viral, con cientos de vídeos mostrando el proceso:
- Baja por completo la ventanilla del copiloto. Es importante que solo sea una, la del lado contrario al del conductor. Deja el resto de las ventanillas cerradas.
- Sitúate en el lado del conductor y abre la puerta. Asegúrate, por supuesto, de que no viene ningún otro vehículo ni hay obstáculos.
- Abre y cierra la puerta del conductor con un movimiento enérgico y continuo, como si estuvieras abanicando. Repite esta acción unas cinco o seis veces. No es necesario que des un portazo violento; busca un movimiento fluido y rápido, como si estuvieras bombeando aire.
Al mover la puerta del conductor, estás empujando el aire del interior hacia fuera. Como la ventanilla del copiloto está abierta, se crea una corriente. La presión generada por el movimiento de la puerta fuerza al aire caliente y viciado a escapar por la ventanilla abierta en el lado opuesto, mientras que por el hueco de la puerta que estás moviendo entra aire del exterior, que estará a temperatura ambiente. En esencia, estás reemplazando de forma manual y rápida la masa de aire hirviendo del interior por aire más fresco. El resultado es una bajada de temperatura casi instantánea y muy significativa.
¿Es eficaz de verdad?

Numerosas pruebas y vídeos demuestran que este sencillo gesto puede bajar la temperatura interior entre 8 y 10 grados en cuestión de segundos. Es evidente que no va a dejar el coche a 22 grados si en la calle hay 35, pero sí marcará una diferencia abismal. Pasar de 50 a 40 grados en el interior convierte un entorno insoportable en uno mucho más tolerable para empezar a conducir.
La gran ventaja de este truco es que prepara el terreno para el aire acondicionado. Al expulsar la mayor parte del aire caliente, el sistema de climatización no tendrá que trabajar a marchas forzadas para enfriar una masa de aire tan caliente. Esto se traduce en dos beneficios directos: por un lado, el habitáculo alcanzará la temperatura de confort mucho más rápido; por otro, reduces el esfuerzo del compresor del aire acondicionado, lo que a la larga puede suponer un pequeño ahorro de combustible y un menor desgaste del sistema.
Enfrentarse a un coche ardiendo en verano no tiene por qué ser una pesadilla. Con este ingenioso truco, mantendrás el interior de tu vehículo en unas condiciones mucho más agradables, protegiendo tu salud y la mecánica de tu coche.