La falta de examinadores en la Dirección General de Tráfico (DGT) lleva meses poniendo en jaque el sistema actual para obtener el carnet de conducir. La demanda sigue creciendo, no hay medios para abastecerla y hoy en día hay una lista de espera gigante para sacarse el carnet en la mayoría de provincias.
El director de la DGT, Pere Navarro, ha reconocido abiertamente que la plantilla está prácticamente cubierta —en un 98 %—, pero es insuficiente para asumir el volumen actual de solicitudes. Cada mes llegan unas 8.000 peticiones más que en el mismo periodo del año anterior.
Y aunque admite que la ‘solución fácil’ sería bajar el nivel de exigencia y aumentar los aprobados a la primera, Navarro asegura que eso no está sobre la mesa de la DGT. El carnet de conducir no se va a convertir en un trámite sobre el que podamos pasar de puntillas, pero todo apunta a que habrá que tomar medidas.
El embudo de la DGT sigue creciendo

El verdadero atasco que tiene la DGT no está en el examen teórico, sino en el práctico. Y eso no es ninguna novedad. El sistema de evaluación actual fue diseñado para un país con 40 millones de habitantes; hoy somos más de 50 millones. La plantilla actual de la DGT cuenta con unos 900 examinadores, pero la realidad es que no dan abasto.
Desde la DGT han anunciado la incorporación de 118 nuevos profesionales en septiembre, además de otros 100 incluidos en la próxima oferta pública de empleo. Pero ahora mismo simplemente es un parche.
Por si fuera poco, la normativa europea ha reducido el número máximo de pruebas que puede hacer un examinador por jornada: de 16 han pasado a 12. Si sumamos eso al crecimiento constante del número de aspirantes —incluidos conductores profesionales que llegan desde Latinoamérica y que deben convalidar su permiso—, el atasco va a seguir creciendo.
El porcentaje de aprobados en la primera convocatoria ronda el 48%, el 30% lo consigue en segunda, y el resto necesita más intentos. Las autoescuelas, como es lógico, ya han denunciado retrasos de varias semanas (y a veces meses) para poder presentar a los alumnos al examen práctico.
¿Un carnet más sencillo? Navarro lo rechaza

Durante un desayuno informativo organizado por Executive Forum, el director general de Tráfico lo dejó claro: «La solución fácil es bajar el nivel de exigencia. Aprueba el 70% en la primera convocatoria y se ha acabado el problema de los exámenes y de los examinadores. Pero no estamos dispuestos a banalizar el permiso de conducir. Es una cosa muy seria, pues te habilita compartir la vía pública con los otros conductores y hay que cumplir unas normas. No vamos a bajar el nivel de excelencia».
Por tanto, Navarro cree que la obtención del carnet de conducir no puede ser una mera formalidad, pero sí que reconoce que hay que poner solución al problema. La DGT está negociando ya con el Ministerio de Función Pública para ampliar la plantilla de examinadores y adaptarla a las necesidades actuales.
La sensación, en palabras del propio Navarro, es que «las costuras empiezan a chirriar». Y el contexto tampoco ayuda, porque España sigue sin una ley de movilidad moderna (Francia va ya por la segunda) y las infraestructuras siguen siendo las mismas de hace dos décadas. Por eso, el tapón de los exámenes creen que es solo uno de los síntomas de que el sistema actual necesita una reforma.
En paralelo, preocupa también la falta de inversión en conservación de carreteras, la alta antigüedad del parque automovilístico (el 70% de los coches tiene más de ocho años), y el incremento de la siniestralidad laboral entre operarios de obra en carretera.