El lujoso fabricante británico, Rolls-Royce, construye estas réplicas de su Cullinan como auténticas obras de arte únicas y que representan el lujo y la atención por los detalles de la firma.
Más de 1.000 piezas y 450 horas de trabajo
Cada una de las miniaturas a escala 1:8 está hecha a mano y consta de más de 1.000 componentes individuales. Para lograr fabricar uno, se necesitan hasta 450 horas de trabajo, casi la mitad que para hacer uno a escala real. Y es que cada uno está pintado a mano usando los colores y pinturas de Rolls-Royce y después son pulidos hasta lograr el resultado óptimo que siempre garantiza la compañía. Si esto no es lo suficientemente impresionante, los clientes pueden elegir entre más de 40.000 colores 'estándar' o bien replicar el que tenga su propio coche personalizado.
Además de esto, los pequeños Cullinan cuentan con luces completamente funcionales que se manejan desde un mando de la compañía. Bajo el capó se encuentra una replica exacta del motor V12 de 6,75 litros twin-turbo que lleva el lujoso SUV.
Pero sin duda lo que más impresiona es su interior. Si abrimos la puerta nos encontraremos con unas molduras inferiores iluminadas y un habitáculo que está construido hasta el más mínimo detalles con los mismos materiales de calidad que el real. Si se quiere se puede hasta pedir el mismo bordado que llevé tu coche en el reposacabezas, la misma madera en el interior o el mismo patrón y color de las costuras.
Cada modelo viene en un expositor que mide casi un metro de largo con una base en negro brillante y una cubierta que podemos quitar para poder ver con mayor detalle el coche.
