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Rolls Royce Ghost y Wraith Black Badge. El lado oscuro

Sin duda alguna, el legendario emblema de Rolls Royce, la majestuosa Flying Lady que decora el capó de todos los modelos del fabricante británico, era una de las piezas más sagradas del mundo de la automoción. Este llamativo emblema nunca ha cambiado su elegante color plateado en toda la historia de Rolls Royce, aunque bien es cierto que el «espíritu del éxtasis» se ha llegado a fabricar en cristal y también en oro en alguna que otra edición especial ideada para clientes singulares.

Incluso la Flying Lady se viste de negro

Pero ahora la Flying Lady cambia el color de su piel y también el color de su traje, que ahora son de tornan de negro en estas ediciones especiales denominadas Black Badge y que han sido creadas para los Rolls Royce Ghost y Rolls Royce Wraith. Ambos modelos se pondrán a la venta este mismo verano y las primeras unidades se expondrán en el concesionario HR Owen de Londres.

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Sin duda el nuevo color negro de la mítica Flying Lady del capó es el elemento más característico de estos Black Badge, cuya carrocería apuesta como no podía ser de otra manera por el color negro. Esta misma tonalidad está presente en el marco de la parrilla dentalera, aunque si el cliente lo prefiere este elemento puede volver a su clásico cromado. Un detalle innovador en su exterior son sus nuevas llantas, que están fabricadas combinando aluminio y fibra de carbono. Sin duda un toque que nos avanza los nuevos materiales que empleará el futuro chasis de la próxima generación del Rolls Royce Phantom para ganar ligereza.

Motores potenciados

Ambos modelos apuestan por un motor 6.6 V12 Biturbo, un corazón que ha sido revisado por la propia firma británica para ganar potencia sin sacrificar un ápice la suavidad que les caracteriza. Los Rolls Royce Ghost Black Badge mantienen una potencia de 570 CV, pero su par máximo escala de 800 a 870 Nm. En el caso de los Rolls Royce Wraith Black Badge el cambio es aún mayor, pues su potencia pasa de 632 a 672 CV, mientras que su par máximo pasa de 800 a 860 Nm.

Para adecuar este potencial, Rolls Royce también ha trabajado en la transmisión automática de 8 velocidades y también en las suspensiones neumáticas que equipan de serie ambos modelos.