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Rolls Royce Dawn. Cuando despeinarte es todo un lujo

Rolls Royce sigue incrementando su oferta y ahora suma a su gama un segundo descapotable que se une al Rolls Royce Phantom Drophead Coupé, una auténtica joya de la ingeniera fabricado de forma prácticamente artesanal y que tiene un precio en nuestro mercado de 533.000 euros para comenzar a hablar.

Semejante Rolls Royce Dawn no tendrá un precio tan elevado como el de su hermano mayor, pero apostamos a que por menos de 350.000 euros no te vas a hacer con este majestuoso descapotable que será presentado en el Salón de Fráncfort y que inmediatamente después estará disponible para ser encargado por aquellos afortunados que puedan disponer de capital suficiente para lucirlo el próximo verano por carreteras de la Costa Azul, paraje idílico donde disfrutar del aire libre con semejante descapotable ideado para que cuatro personas puedan viajar rodeados de lujo y artesanía a más no poder.

Más que un Wraith con capota de lona

Toma la plataforma del Rolls Royce Wraith, pero los diseñadores de Goodwood han trabajado a conciencia creando detalles específicos para diferenciar a este Dawn de su hermano coupé, y no hablamos sólo de su techo. Mantiene una longitud de 5,28 metros (es dos centímetros más largo que un Audi A8 de batalla alargada), pero sus faros delanteros se han rediseñado ligeramente, al igual que su paragolpes frontal, donde ahora aparece una nueva toma de refrigeración. La parrilla frontal, símbolo de Rolls Royce y donde se coloca el admirado «espíritu del éxtasis» se ha rebajado en 45 milímetros, además de que para el Rolls Royce Dawn se han diseñado nuevas llantas de 20 y 21 pulgadas que pueden estar pulidas e incluso pintadas en los colores que elija su propietario, siempre asesorado por el departamento Bespoke.

El habitáculo, al cual se accede por unas puertas con un sistema de apertura inversa al igual que en el Wraith, ha sido concebido inicialmente como un cuatro plazas. Rolls Royce no habla de 2+2 plazas, pues todos y cada uno de sus ocupantes viajarán como auténticos señores, rodeados eso sí, de materiales de calidad sublime, tales como cuero tratado y cosido a mano, madera, acero, aluminio… En cada detalle de este Dawn se mostrará la artetsanía que sólo Rolls Royce es capaz de transmitir en sus vehículos. El toque tecnológico lo encontramos en la nueva pantalla central de 10,2 pulgadas, la cual se controla desde un mando central táctil presidido por el «espíritu del éxtasis». Tampoco faltarán detalles como el Head-Up-Display, la cámara de visión nocturna o un sistema de sonido ideado por el departamento Bespoke que cuenta con 16 altavoces y proporcionará una calidad y una potencia a la altura de lo esperado en el Dawn.

Ni oír hablar de un techo rígido

Se nos olvida uno de los detalles más llamativos, como es su capota de lona, fabricada con lo último en tecnología para ofrecer a sus ocupantes un nivel de insonorización y aislamiento propios de un techo duro. Por si el tiempo no acompaña y aún así queremos lucirlo. Eso sí, ante el primer rayo de sol, el Rolls Royce Dawn invitará a sus ocupantes a prescindir de ese techo gracias a un mando interior que lo acciona de forma completamente eléctrica, quedando oculto en tan sólo 22 segundos tras una cubierta de madera tras los asientos posteriores, un detalle que simula la cubierta de un lujoso velero. Esta operación se puede realizar hasta una velocidad máxima de 50 km/h.

Bajo el largo capó delantero del Rolls Royce Dawn se esconde un imponente propulsor 6.6 V12 Biturbo, una auténtica joya capaz de desarrollar una potencia de 563 CV y un par máximo de 780 Nm. Se combina con una caja de cambios ZF de 8 velocidades, la cual está controlada por medio del GPS, una solución que estrenó el Rolls Royce Wraith en el año 2013. Sus 2.560 kilos de peso no parecen un lastre para semejante propulsor, ya que el Rolls Royce Dawn es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 4,9 segundos, mientras que su velocidad máxima ha sido limitada a 250 km/h. Ahora bien, no es especialmente ahorrador, ya que homologa un consumo medio de 14,2 l/100 km, lo que equivale a unas emisiones de 330 g/km de CO2.