Acabas de volver de unas vacaciones en la costa, con la piel tostada por el sol, el móvil lleno de fotos y el maletero cargado de recuerdos. Todo parece perfecto hasta que, semanas después, descubres manchas de óxido en los bajos de tu coche. Ese salitre adherido que pasaste por alto tras esos días frente al mar empieza a pasar factura.
Y no es una factura cualquiera: puede costarte hasta 8.000 €. La sal y la humedad aceleran drásticamente la oxidación y la corrosión. Esa pequeña mancha sin importancia puede derivar en reparación de chapa, piezas corroídas y hasta problemas estructurales. Si no quieres que el verano te acabe saliendo más caro que el propio viaje, presta atención. Está en juego la salud de tu coche.
5Protección para hoy, ahorro para mañana

Aunque la playa es el entorno más agresivo, el salitre no es exclusivo del verano. La sal que se esparce en invierno en las carreteras para evitar el hielo puede provocar efectos similares. Por eso, si vives cerca del mar o conduces a menudo por zonas salinas, lo ideal es mantener una rutina de limpieza estricta.
Aplicar ceras o tratamientos específicos para la pintura puede ayudar a repeler el salitre y facilitar su eliminación. También existen protectores de bajos que crean una barrera anticorrosiva. Comparadas con el alto coste de una reparación por óxido, son soluciones económicas que merecen la pena.