El otoño es una de las estaciones más complicadas para ponerse al volante. Los primeros aguaceros convierten las carreteras en auténticas pistas de patinaje: el agua se mezcla con el polvo acumulado en el asfalto durante el verano, generando una capa resbaladiza que sorprende incluso a los conductores más experimentados. A esto se suman la reducción de horas de luz y la caída de hojas, que incrementan aún más el riesgo de pérdida de adherencia.
Para muchos, conducir en estas condiciones supone tensión, nervios y, en demasiadas ocasiones, sustos que podrían evitarse. Sin embargo, con la técnica adecuada, una buena preparación y ciertos hábitos de prevención, el volante deja de ser un arma de doble filo. Así lo explica Manuel Ortega, profesor de autoescuela con más de veinte años de experiencia, quien ha querido compartir cinco claves esenciales para moverse en carretera bajo lluvia como si fueras todo un piloto de Fórmula 1.
1Revisar el estado de los neumáticos antes de salir en otoño

El primer consejo es tan obvio como vital: comprobar que los neumáticos están en buen estado. Según Ortega, más del 40% de los accidentes en días de lluvia tienen relación directa con neumáticos desgastados o con presión inadecuada. En otoño, cuando las lluvias son más traicioneras, este factor se convierte en la diferencia entre mantener el control o perderlo en una curva.
El profesor de autoescuela recomienda medir regularmente la presión en frío y comprobar la profundidad del dibujo, que por ley no debe ser inferior a 1,6 mm, aunque lo aconsejable para circular con seguridad en mojado es que supere los 3 mm. “Un buen neumático no te convierte en Verstappen, pero uno malo puede hacer que acabes en la cuneta”, resume con humor.