comscore

Cuando Porsche fabricaba motores de aviones, algunos desde el 911

El 16 de enero de 1986, Michael Schultz y Hans Kampik culminaron una impresionante hazaña al regresar al aeródromo de Donaueschingen tras más de seis meses de vuelo alrededor del mundo en su avioneta Mooney, equipada con el motor aeronáutico Porsche PFM 3200. Esta travesía no solo fue un desafío físico y técnico, sino también un tributo a la resistencia y confiabilidad tanto del hombre como de la máquina.

Una hazaña de récord

Porsche y sus motores para aviones

Durante su recorrido, Schultz y Kampik enfrentaron una serie de retos extraordinarios: desde tormentas heladas sobre Alaska y climas tropicales en Nueva Guinea, hasta encuentros con narcotraficantes en Ecuador y militares nerviosos sobrevolando Angola. Sin embargo, a pesar de todas estas adversidades, la pequeña aeronave completó su último tramo en medio de una ventisca, evidenciando la robustez del PFM 3200.

Este motor de 3.2 litros consumió 23.000 litros de carburante y 30 litros de aceite durante los 100.000 kilómetros de vuelo, demostrando su capacidad para operar bajo condiciones extremas sin fallar.

El primer motor Porsche para un dirigible militar

La historia de la marca alemana en la aviación se remonta a 1908, cuando Ferdinand Porsche, entonces director técnico de la división austriaca de Daimler Motoren Gesellschaft, diseñó un motor de cuatro cilindros para el dirigible militar del comandante prusiano August von Parseval.

Porsche y sus motores para aviones

Este motor innovador, con su diseño de válvulas laterales y doble encendido, fue crucial en el primer vuelo del dirigible en 1909. La experiencia de Porsche en el diseño de motores aeronáuticos continuó con el desarrollo de motores para aviones como el monoplano Taube y otros aviones militares austriacos durante la Primera Guerra Mundial, produciendo motores de hasta 400 CV.

En 1935, Ferdinand Porsche fundó su propio estudio de ingeniería en Stuttgart y nuevamente dirigió su atención hacia la aviación. Desarrolló el motor aeronáutico Tipo 55, que alcanzaba 1.000 CV, seguido por los tipos 70 y 72, con 16 y 32 cilindros, respectivamente.

Un Mercedes con motor de bombardero militar

Estos desarrollos culminaron en el diseño del Mercedes-Benz T 80, un coche de carreras impulsado por un motor de bombardero capaz de alcanzar una potencia de 3.500 CV, aunque la Segunda Guerra Mundial impidió la realización de su récord de velocidad.

Porsche y sus motores para aviones

La contribución de Porsche a la aviación se revitalizó en 1955 cuando Ferry Porsche, hijo de Ferdinand, adaptó el motor del Porsche 356 para la aviación, desarrollando el tipo 678, utilizado en aviones como el Rheinflug RW-3 y el Elster. Este motor boxer de cuatro cilindros  destacaba por su eficiencia y potencia, características que lo hacían ideal para aplicaciones aeronáuticas.

Motor del Porsche 911 de altos vuelos

En la década de 1980, Porsche avanzó aún más en este campo transformando el motor del 911 (historia de este modelo) en un motor aeronáutico. El resultado fue el Porsche PFM 3200, que debutó en un Cessna 182 Skylane en 1982. Este motor, certificado en 1984 en Alemania y en 1985 en Estados Unidos, se produjo en serie a partir de 1987.

Porsche y sus motores para aviones

A pesar de su superioridad técnica y eficiencia en el consumo de combustible, las ventas del PFM 3200 fueron limitadas debido a la baja demanda de motores para aviones pequeños en ese período. Aunque económicamente el PFM 3200 no fue un éxito, su legado perdura.

Para los pilotos deportivos que lo poseen, este motor es un símbolo de rendimiento y confiabilidad. La vuelta al mundo de Schultz y Kampik en 1986 sigue siendo un testimonio de la excelencia técnica del motor. Además, los desarrollos realizados para la homologación del PFM 3200 beneficiaron también al motor del 911, mejorando sus prestaciones en automóviles.

La historia de Porsche en la aviación es una mezcla de innovación, desafío y resiliencia. Desde los primeros motores de dirigibles hasta los avanzados motores de aviones deportivos, la marca ha dejado una huella indeleble en la industria aeronáutica, demostrando que su ingeniería no solo conquista carreteras, sino también cielos.