El verano siempre deja huella. Para muchos, es sinónimo de descanso, viajes en carretera interminables, escapadas a la playa y rutas de montaña. Sin embargo, todo ese movimiento y las altas temperaturas propias de la temporada también pasan factura a nuestros vehículos. El calor extremo, los trayectos largos, el uso intensivo del aire acondicionado y la exposición constante al sol generan un desgaste silencioso que, si no se controla a tiempo, puede transformarse en una avería costosa de hasta 5.000 euros.
Con la vuelta a la rutina, septiembre se convierte en un momento clave para poner el coche a punto. Una revisión básica puede marcar la diferencia entre circular con seguridad o quedarse tirado en el arcén. Desde la cadena Midas, especialistas en el cuidado del automovilista, lo tienen claro: tras las vacaciones no basta con guardar la sombrilla, también hay que mimar al vehículo para que afronte sin problemas el resto del año.
4Neumáticos: el contacto más castigado con la carretera

Las altas temperaturas, unidas al asfalto abrasador y a los viajes cargados de equipaje, ponen a los neumáticos al límite. No es raro encontrar neumáticos con presiones alteradas o con desgaste acelerado en pleno mes de septiembre. La profundidad mínima del dibujo debe ser de 1,6 mm, aunque lo recomendable es no bajar nunca de los 3 mm.
Además, la presión de las ruedas debe ajustarse ahora que el coche probablemente circula más ligero que en vacaciones. Mantenerlas en el nivel adecuado mejora el consumo de combustible y prolonga su vida útil. Ignorar esta comprobación puede derivar en pinchazos, reventones o pérdida de adherencia, lo que se traduce en un alto riesgo de accidente y en reparaciones inesperadas.