En la narrativa política de España, un humilde Peugeot 407 ha logrado colarse como si fuera un personaje más. No tenía carrocería de competición ni un rugido que hiciera temblar el asfalto. Pero sí sirvió como vehículo de una travesía política que, con el tiempo, terminaría por alterar el rumbo del país.
Matriculado en 2011 y con más de 240.000 kilómetros a sus espaldas, el Peugeot fue el escenario rodante de uno de los capítulos más insólitos de la historia del PSOE. Un episodio de traiciones, lealtades inquebrantables y renacimientos políticos protagonizado por Pedro Sánchez y un cuestionado trío de compañeros de viaje.
4La ruta que cambió al PSOE
En el interior de ese coche se gestaron las estrategias, las llamadas y los planes que permitirían a Pedro Sánchez recuperar el liderazgo del PSOE y, poco después, llegar a La Moncloa. Mientras atravesaban la península, pueblo a pueblo, la ‘banda del Peugeot’ consolidaba un discurso que conectaba con las bases, muchas veces marginadas por los despachos de Ferraz.
En los asientos de ese coche, Ábalos, Cerdán y Koldo compartieron confidencias y cafés. El Peugeot fue su testigo mudo, su sala de reuniones informal, el confesionario ambulante en que se fraguó una de las más inesperadas remontadas políticas de la democracia española.
