En la narrativa política de España, un humilde Peugeot 407 ha logrado colarse como si fuera un personaje más. No tenía carrocería de competición ni un rugido que hiciera temblar el asfalto. Pero sí sirvió como vehículo de una travesía política que, con el tiempo, terminaría por alterar el rumbo del país.
Matriculado en 2011 y con más de 240.000 kilómetros a sus espaldas, el Peugeot fue el escenario rodante de uno de los capítulos más insólitos de la historia del PSOE. Un episodio de traiciones, lealtades inquebrantables y renacimientos políticos protagonizado por Pedro Sánchez y un cuestionado trío de compañeros de viaje.
1El Peugeot como refugio político

En 2016, Pedro Sánchez se encontraba en su punto más bajo. Su propio partido, el PSOE, le había apartado de forma humillante. Lejos de retirarse en silencio, tomó una decisión que pasaría a la historia: «El lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar». El vehículo no era otro que su Peugeot 407 HDI.
Fue entonces cuando se formó lo que algunos, como Ayuso, ya llaman con sorna ‘la banda del Peugeot’. Un núcleo duro de leales sin nada que perder que se subieron a ese 407 como quien se embarca en una cruzada personal. Allí estaban a bordo José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García, que ejerció de guardaespaldas y chófer en aquella caravana política.