El comercio electrónico ha crecido en todo el mundo en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia del covid-19. Y lógicamente, las empresas de reparto están desbordadas, porque son las encargadas de hacernos llegar los paquetes a casa en el menor tiempo posible. Y lo ocurrido con una furgoneta en concreto es el mejor ejemplo de un sector precario.
Cuando recibimos un paquete en casa de cualquier empresa de reparto, valoramos que esté en perfecto estado, que no tenga golpes, que el producto llegue en buenas condiciones y, sobre todo, que llegue en el tiempo estipulado. Muchas veces, las marcas nos dan un margen de días, pero en otras ocasiones pagamos un extra para que nos llegue en 24, 48 horas e incluso el mismo día que hacemos el pedido.
Es lo que ha investigado el último programa de Equipo de Investigación, que muestra decenas de horas al volante, rutas interminables y sin descanso. De hecho, esta ‘persecución’ dura hasta 16 horas seguidas y sirve para poner sobre la mesa la falta de control del tacógrafo, el riesgo para la seguridad vial y los salarios tan precarios que reciben estos profesionales.
La persecución a una furgoneta que pone en evidencia al sector

Un denunciante anónimo contactó con el programa Equipo de Investigación para exponer lo que muchos sospechaban: empresas de transporte que imponen jornadas de hasta 24 horas al volante de las furgonetas de reparto, sin casi descansos para comer. Un equipo de redactores persiguió a uno de estos vehículos durante más de 16 horas seguidas y…:
- El conductor no se detuvo ni a comer, ni siquiera para descansar unos minutos.
- Conducía largas distancias con jornadas que superaban las 24 horas.
- No llevaba tacógrafo, así que no hay manera de demostrar el número de horas reales de conducción.
Durante el trayecto, el conductor reconocía que vivía a base de cafés y que la empresa no les permitía tiempo para descansar ni siquiera un lugar para dormir. De hecho, la mayoría lo hace dentro de la furgoneta, porque tampoco tienen alojamiento. «No nos permiten dejar la furgoneta sola, pero tampoco nos pagan un hostal«, reconocen.
Jornadas interminables e ilegales, salarios vergonzosos y una furgoneta que actuaba como un hogar provisional para ellos. Esas son las condiciones que muchos repartidores tienen que aguantar con la única norma de entregar los paquetes en el menor tiempo posible.
Explotación y peligros para la seguridad vial

Fueron suficientes 16 horas de persecución a esta furgoneta para darnos cuenta de prácticas que por supuesto no tienen cabida en ningún contrato laboral y suponen la explotación de los trabajadores. Y, por supuesto, también es un peligro desde el punto de vista de la seguridad vial.
Los conductores de las furgonetas sufren una sensación de fatiga extrema, poco a poco pierden reflejos y además no tienen ni unos minutos de descanso. Ni hablamos de la falta de cumplimiento por parte de las empresas de las normas europeas.
La regulación exige un tiempo mínimo de descanso y el uso obligatorio del tacógrafo para turismos y vehículos pesados. En esta furgoneta —ni en otras de la misma empresa— no había control alguno, lo que da pie a que la jornada se alargue sin ningún tipo de límite. Y que la única norma sea satisfacer la demanda de pedidos.
Y no, el sueldo en absoluto compensa. En este caso, por una ruta de dos días en la que la empresa facturó 1.620 euros, al conductor le correspondían 160 euros —80 euros al día—. Según el denunciante, muchas veces los pagos se hacían con dinero negro para poder cuadrar las cifras.