El otoño se ha convertido en una de las estaciones más especiales que nos visita cada año, y con su seguridad. Esto también significa que tenemos que empezar a prestar atención a los riesgos y peligros que conllevan. Y uno de los más explícitos se relaciona directamente con el tema de la conducción.
Por supuesto con las caídas de las temperaturas, la variación de los índices de humedad en el aire, vientos, la oscuridad que se impone rápidamente con la salida del sol, todo esto aumenta exponencialmente los riesgos a la hora de conducir. Está permitido disfrutar el otoño, pero por el bien de todos, tenemos que considerar los riesgos que conlleva conducir en esta época del año.
2Baja visibilidad

La baja visibilidad, prácticamente todos los días, también es un factor a tener en cuenta. La oscuridad que se impone rápidamente, la fuerza del viento y la cantidad de hojas, ramitas y otros elementos que se vuelven parte del camino hacen que los viajes sean algo mucho más complejos que de costumbre. Por lo tanto, debes tener siempre en mente que la luz es un privilegio.
Y con la luz, uno de los mayores riesgos es la niebla y la bruma que suelen acompañar esta estación. Una bruma profunda deja al conductor totalmente expuesto a malas decisiones los cuales pueden causar accidentes, incluso cuando los demás vehículos circulan a una velocidad reducida. Por lo tanto, circula lo más lento posible, lleva tus luces de emergencia encendidas y mantén una distancia segura.
Y en caso de manejar por una carretera de montaña, los peligros son aún mayores. Olvídate del uso de los espejos retrovisores, ya que la niebla constante hará que se vea muy poco. En este caso, un coche extremadamente sensible puede ser tu mejor opción, porque en este caso cuenta con una emisión constante de luces.