Entrar a un parking puede ser un acto de fe. Mientras introduces el ticket en la máquina, un ligero escalofrío recorre tu espalda: ¿habrá valido la pena dejar el coche ahí? Y aunque las tarifas suelen ser un dolor de cabeza, lo que le ocurrió a un jubilado francés en un aparcamiento hospitalario podría considerarse una broma de mal gusto, o mejor dicho, el susto del siglo.
5¿Cómo evitar sorpresas desagradables?
Si no quieres terminar en una situación similar, aquí van algunos consejos para lidiar con los parkings:
- Consulta las tarifas antes de entrar. La mayoría de los parkings tienen carteles visibles con los precios. Si no los ves, pregunta al personal.
- Considera alternativas. Dependiendo de la ubicación, puede ser más económico utilizar el transporte público, un taxi o incluso un servicio de coche compartido.
- Utiliza apps de parking. Herramientas como EasyPark o Parkopedia pueden ayudarte a encontrar las opciones más económicas en tu zona.
- Evita las horas punta. En algunos lugares, los precios pueden variar según la hora del día.
La experiencia de Jean-Louis es un recordatorio de cómo algo tan cotidiano como aparcar el coche puede transformarse en una pesadilla. Aunque en su caso todo quedó en un susto, la anécdota refleja un problema más amplio: la desconexión entre la función de servicio de los parkings hospitalarios y su realidad como negocio.
Así que la próxima vez que te enfrentes a esa máquina que dicta cuánto cuesta tu tranquilidad, recuerda: siempre puede ser peor. Pero, con un poco de planificación, evitarás que el susto sea mayor que el precio.