En el mundo del automóvil, pocas marcas despiertan tanto entusiasmo y admiración como Lamborghini. Esta reputación no solo se debe a la potencia y el diseño de sus vehículos, sino también a la visión y filosofía de su fundador, Ferruccio Lamborghini. En una entrevista, compartió una perspectiva sobre el trato a sus clientes que ha quedado grabada en la memoria de muchos y ha definido el enfoque de la marca hacia el servicio al cliente.
Durante la entrevista, un periodista le preguntaron al creador de la marca de deportivos sobre la atención que brinda la empresa a sus clientes alrededor del mundo. En particular, se mencionó una situación en la que alguno de sus modelos necesite reparación estando en cualquier país. El empresario respondió aclarando que no envían un avión privado para cada cliente, pero explicó un procedimiento igualmente impresionante.
¿Cómo es el trato a los clientes que daba Ferruccio Lamborghini?
Ferrucio Lamborghini contó: «Si, por ejemplo, un cliente de Inglaterra, de donde sea, sea de España, nos llama que necesita algo, nosotros en el mismo día, mediante un avión de pasajeros, enviamos a uno de nuestros mecánicos con lo que necesita. Va él, lo repara por completo, le pide disculpas, y luego vuelve y le mandamos una carta pidiendo disculpas».
La conversación continuó con el periodista preguntando sobre el costo de este servicio. La respuesta fue tan sorprendente como el propio servicio: «Sí, cuesta, pero al cliente no le cuesta nada. Lo pagamos nosotros, nos cuesta a nosotros, pero es un costo que rinde en cuanto a que el cliente recibe un servicio de este tipo, se lo cuenta a todos y se convierte en una publicidad».
La filosofía detrás del servicio

La dedicación de Lamborghini hacia sus clientes no solo destaca por la rapidez y eficiencia del servicio, sino también por el nivel de personalización y cuidado. Cada cliente es tratado con la máxima atención y respeto, asegurando que cualquier problema se resuelva de manera rápida y efectiva. Esto no solo resuelve el problema técnico, sino que también refuerza la relación entre la marca y el cliente, generando lealtad y admiración.
Las palabras de Ferruccio Lamborghini sobre el servicio al cliente y su disposición a asumir los costos para garantizar la satisfacción del cliente han quedado como una lección de oro en el mundo empresarial. Esta filosofía ha ayudado a la firma italiana a construir una marca que no solo vende autos, sino también una experiencia y un compromiso con la excelencia.