Al llegar el verano, lo último en que pensamos es que nuestro coche pueda desaparecer por arte de magia. Pero los datos son claros: durante julio, agosto y septiembre, los robos de vehículos se disparan en toda España. En 2024, se sustrajeron más de 8.500 coches en ese trimestre, superando en un 4% la media del resto del año. Y lo peor es que la tendencia no es nueva, ni parece que vaya a desaparecer a corto plazo.
El problema va más allá de un simple aumento estacional. Las bandas de delincuentes encuentran en el verano el momento perfecto para actuar, aprovechando que las ciudades se vacían, los propietarios se relajan y muchos coches quedan días enteros aparcados sin vigilancia. El tuyo, ¿está a salvo?
4El problema de fondo: ya no basta con una alarma
Durante muchos años, los conductores han confiado en las alarmas tradicionales, los bloqueos del volante o los cortacorrientes para proteger sus vehículos. Pero hoy en día, todos esos sistemas han quedado obsoletos frente a las sofisticadas técnicas que emplean las mafias del robo de coches.
Los fabricantes luchan constantemente por mejorar la ciberseguridad de sus sistemas, pero los delincuentes siempre encuentran un resquicio. Y cuanto más nuevo y conectado esté el coche, más vulnerable es. De hecho, muchos modelos de alta gama están precisamente en el punto de mira por tener sistemas que, paradójicamente, deberían hacerlos más seguros.
