En la danza coreografiada de la seguridad automotriz, los neumáticos son las estrellas silenciosas, los héroes anónimos que sostienen nuestro viaje sobre el asfalto.
Su importancia es insuperable, especialmente cuando se trata de la seguridad en la carretera. Sin embargo, a menudo pasan desapercibidos hasta que fallan, recordándonos bruscamente su vital función. La elección adecuada, alineado con las condiciones climáticas y la estación del año, es un factor crítico para garantizar un manejo seguro y eficiente.
Se pueden clasificar en tres categorías principales: neumáticos de verano, de invierno y para todas las estaciones. La OCU ofrece su valoración después de un análisis exhaustivo.
Los tipos de neumáticos
Neumáticos de Verano: Estos están diseñados para ofrecer un rendimiento óptimo en condiciones secas y calurosas. Su composición y banda de rodadura están diseñadas para proporcionar un agarre máximo en temperaturas más altas, lo que garantiza un frenado efectivo y una estabilidad superior en carreteras secas.
Neumáticos de Invierno: Concebidos para enfrentar condiciones frías y nevadas, presentan compuestos de caucho más flexibles y una banda de rodadura profunda con muescas, que mejoran la tracción en nieve, hielo y condiciones húmedas o resbaladizas. Su capacidad para mantener la estabilidad y el agarre en estas condiciones extremas los convierte en una opción esencial para aquellos que enfrentan inviernos rigurosos.
Neumáticos para Todas las Estaciones: Como su nombre indica, estos neumáticos ofrecen un equilibrio entre los de verano y los de invierno, diseñados para funcionar adecuadamente en una variedad de condiciones climáticas. Aunque pueden no ofrecer el rendimiento específico de los neumáticos de temporada, son una opción versátil para regiones con cambios climáticos moderados.
