¿Alguna vez has dejado el coche al sol durante horas y al volver parecía una sauna? ¿Has maldecido no poder coger el volante porque estaba ardiendo? Con el verano llamando a la puerta y las cada vez más frecuentes olas de calor, el parasol se ha convertido en el salvavidas de los conductores en España. Pero mucho ojo a las multas.
Porque lo que parece una solución lógica, práctica e inocente puede ser motivo de sanción. La DGT podría penalizarte por utilizar cierto tipo de estos accesorios, incluso cuando tu único objetivo es no morir de calor al subir al coche. ¿Por qué este gesto podría salirte caro? Te lo contamos a continuación.
2El problema de los parasoles fijos

Estos modelos de parasol fijos o semipermanentes ofrecen gran comodidad, pues no es necesario andar quitándolos y poniéndolos cada vez que aparcamos: quedan recogidos a los lados del parabrisas y se pueden extender rápidamente cuando se necesita sombra. Su diseño aporta practicidad y rapidez, algo que muchos conductores valoran enormemente.
Sin embargo, presentan un inconveniente para la Dirección General de Tráfico (DGT): tanto las ventosas de fijación como las carcasas laterales, que permanecen siempre colocadas, pueden interferir en el campo de visión del conductor. Ello se considera un riesgo para la seguridad vial y, por tanto, puede ser motivo de multa.