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La movilidad eléctrica sigue sin calar en España

Reducir las emisiones del transporte es un mandato de Europa, que en 2035 dejará de comercializar vehículos propulsados por combustibles tradicionales como el diésel o la gasolina y también los híbridos no enchufables. Pero para lograr ese ambicioso objetivo los países deben estar preparados para la movilidad eléctrica, algo en lo que España, de momento, suspende.

El acceso a la compra y las dudas sobre la recarga de los vehículos eléctricos son los grandes escollos que desmotivan a los consumidores y que frenan el cumplimiento de los compromisos marcados por Europa en materia de descarbonización. Esto hace que España haya cerrado 2022 en el «vagón de cola» europeo en materia de movilidad eléctrica. Así de contundente se muestra la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) en su último Barómetro de Electromovilidad, un indicador que mide la penetración del vehículo eléctrico y de la infraestructura de recarga en nuestro país.

Barometro electromovilidad Anfac 2022 Motor16

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Lejos de los líderes en movilidad eléctrica

Aunque España logró un crecimiento de 3,5 puntos en el último año, se queda con 15,3 puntos (sobre 100) en el barómetro de la electromovilidad para 2022 (ver gráfico, arriba), lo que supone que la mejora, tanto en términos de mercado como de infraestructura, ha desacelerado la evolución hacia la electrificación en el país. Mientras, la media europea crece hasta 7 puntos y se sitúa en 33,7 puntos en materia de movilidad eléctrica sobre 100.

De este modo, el ritmo de desarrollo de la movilidad eléctrica distingue «dos Europas», con un grupo en cabeza liderado por países como Alemania (53 puntos), Países Bajos (66,5 puntos) o Reino Unido (37,2 puntos) que crecen por encima de la media europea y en el que también destaca Portugal (33,1 puntos). Nuestro país vecino nos supera gracias a aspectos como su fiscalidad y a unas medidas «enfocadas en favorecer el desarrollo de la electromovilidad» destaca Anfac. En el lado contrario estaría España, que se encuentra al nivel de países como Italia (17,3 puntos), Hungría (13,2 puntos) o República Checa (12,9 puntos).

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