Todos alguna vez, antes de comprar un coche, nos hemos preguntado cuáles son las marcas más fiables del mercado. Las respuestas suelen ser casi siempre las mismas, como que los coches alemanes son robustos, que si tal marca da muchos problemas, etc. Pero si le preguntamos a uno de los mejores mecánicos de España, la respuesta puede desmontar muchas de las ideas que damos por sentado. Porque una cosa es la imagen que proyecta una marca y otra muy distinta es la realidad que se vive en el taller.
Adrián González, finalista en la competición por ser el mejor mecánico del país, tiene un veredicto claro: si buscas fiabilidad por encima de todo, igual hay que mirar un poco más allá de Europa.
¿Qué coche me compro para no pisar el taller?

Según la experiencia de Adrián, el podio de las marcas que menos visitan el taller por averías inesperadas lo ocupan los coches asiáticos.
En el primer puesto está Toyota, una elección que, para quienes están un poco al día del sector, no es ninguna sorpresa. La marca japonesa lleva décadas construyendo una excelente reputación basada en una filosofía de mejora continua y en no introducir tecnologías hasta que no están probadas al 100%. Su apuesta por los motores híbridos autorrecargables es un gran ejemplo, una tecnología que han perfeccionado durante más de 25 años hasta convertirla en sinónimo de eficiencia y, sobre todo, de una fiabilidad extraordinaria.
Adrián apunta un matiz interesante. El tipo de conducción de estos coches es «muy económica, pero no gusta a todo el mundo». Por eso, recomienda probarlos antes de comprarlos. No se trata de prestaciones puras o de una conducción deportiva, sino de una movilidad inteligente y sin sobresaltos.
La medalla de plata se la cuelga Lexus, que en realidad es la división de lujo de Toyota. Comparten la misma base de ingeniería, la misma obsesión por la calidad de los componentes y los mismos procesos de fabricación. La diferencia es que Lexus añade una capa de materiales nobles, acabados exquisitos, un confort de marcha superior y una atención al detalle que roza lo obsesivo. Lexus es como Toyota envuelta en un traje de alta costura.
Cerrando el podio, en un meritorio tercer lugar, Adrián coloca a Kia. La evolución de la marca surcoreana en los últimos quince años es uno de los mayores casos de éxito de la industria automotriz. Pasaron de ser una marca low cost a convertirse en un gigante que compite cara a cara con los fabricantes europeos y japoneses en diseño, tecnología y fiabilidad. La garantía de 7 años que ofrece no es solo una estrategia de marketing, sino una declaración de confianza en su propio producto.
Saben que sus coches están bien hechos y que pueden aguantar el paso del tiempo y los kilómetros sin dar problemas endémicos. Para un mecánico, ver un Kia moderno en el taller suele ser para mantenimientos programados, no para reparaciones costosas.
¿Y qué pasa con las marcas europeas?

Llegados a este punto, es inevitable preguntarse: ¿significa esto que las marcas europeas son poco fiables? No exactamente. Adrián también tiene palabras para ellos, en concreto para dos gigantes alemanes: BMW y Volkswagen. Sin embargo, el enfoque es distinto. No los destaca por su fiabilidad a largo plazo, sino por otros atributos que también son muy valorados por muchos conductores.
De estas marcas, él mecánico destaca la calidad de conducción y las prestaciones. Y aquí reside la gran diferencia de filosofías. Mientras que las marcas asiáticas priorizan la durabilidad y un coste de uso bajo, muchas marcas europeas ponen el foco en la experiencia al volante, el dinamismo, la potencia y las sensaciones.
Esto, a menudo, implica mecánicas más complejas, más componentes que pueden fallar y una tecnología que, a veces, puede dar algún que otro quebradero de cabeza. Su punto de vista deja claro que son productos orientados a un público diferente, que quizá valora más el placer de conducir que la tranquilidad absoluta de no tener que visitar el taller.
Eléctricos vs. combustión, un debate candente

Otro de los temas estrella sobre los que se pronunció Adrián fue el eterno debate actual: ¿coche eléctrico o de combustión? Su visión desde el taller es muy reveladora. A pesar de que la teoría nos dice que un coche eléctrico tiene menos piezas móviles y, por tanto, un mantenimiento más sencillo, la realidad es otra.
Según su experiencia, a día de hoy los coches eléctricos dan más quebraderos de cabeza. El problema no está en el motor eléctrico en sí, que es una pieza muy simple y fiable, sino en todo lo que lo rodea.
La principal fuente de averías es la electrónica y, concretamente, la programación. Fallos de software, módulos que no se comunican entre sí, problemas con las actualizaciones y sistemas de gestión de la batería que pueden fallar son, ahora mismo, el pan de cada día en los talleres con los vehículos eléctricos. Es una tecnología aún joven que, aunque promete mucho, todavía sufre de los problemas de la primera generación, algo que los coches de combustión, con más de un siglo de evolución, ya tienen más que superado.