Las ITV inspeccionan cada año más de un millón de motocicletas y ciclomotores y, aunque el 83% pasan este control a la primera, este tipo de vehículos son los que acumulan los fallos más graves. En concreto, el 51%, de los defectos detectados en las estaciones de inspección son graves.
Esto puede deberse a que el parque de vehículos de dos ruedas es uno de los más antiguos de España y está solo por detrás de los camiones y autobuses en antigüedad.
Motocicletas y ciclomotores representan el 16,6% del total del parque español. Su número ha crecido 5 puntos desde el año 2018, pero su edad ha aumentado un 7,3% en esos últimos años, pasando de una media de 15,2 años en el 2017 a 16,4 años en el 2022 (último año del que se tienen datos), según las cifras que maneja la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV).
2Emisiones contaminantes, el segundo defecto grave
El 17,1% de las motocicletas y ciclomotores que suspende la ITV lo hace por fallos en las emisiones contaminantes. En este tipo de vehículos, en la inspección se revisa no solo la emisión de gases, sino que también se tiene en cuenta el ruido emitido.
En concreto, los inspectores comprueban que los niveles de emisiones contaminantes de los vehículos son inferiores a los límites establecidos de acuerdo con su fecha de fabricación y al tipo de combustible utilizado. Además, el nivel de ruido producido no debe superar los límites establecidos por ley.
Las emisiones contaminantes son la tercera causa general (en todo tipo de vehículos) de suspenso en la ITV. Según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), estas inspecciones evitan al año en España la circulación de 935.556 vehículos con emisiones contaminantes superiores a las permitidas, reduciendo la emisión de 39.370 toneladas de partículas contaminantes y evitando 575 muertes prematuras ocasionadas por emisiones contaminantes. Y, si el total de los vehículos que no acuden a las inspecciones obligatorias lo hubieran hecho, podrían llegar a evitarse 207 muertes prematuras adicionales, tan solo por exposición a partículas en un año.