La Inteligencia Artificial lleva unos pocos años formando parte del debate social, pues se ha ‘colado’ en todos los campos. A menudo, vemos los peligros de un mal uso de la IA en redes sociales, pero la realidad es que si la utilizamos bien, puede ser de gran ayuda para mejorar la seguridad vial.
Por ejemplo, cuando el coche frena solo ante un obstáculo, cuando detecta a un peatón o ajusta la velocidad según el tráfico, lo hace por un algoritmo que procesa miles de datos en cuestión de segundos.
De hecho, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha encontrar una gran ayuda en la Inteligencia Artificial. Desde hace poco más de un año, los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) son obligatorios en todos los vehículos nuevos, en su versión de equipamiento más básica y no como extra. Pero la Inteligencia Artificial no solo está presente en los coches, también en la carretera y en las ciudades.
3Conductor e IA para mejorar la movilidad
La IA por sí misma ofrece soluciones avanzadas, pero la relación con el conductor es una de las claves de su éxito. Hay estudios que muestran que los usuarios confían en sistemas probados, como asistentes de aparcamiento o control de crucero adaptativo, pero mantienen cierta reticencia a las funciones 100% autónomas. La clave (por ahora) está en que la IA no reemplaza al humano, sino que lo complementa.
En el coche, imagínate a la Inteligencia Artificial como un copiloto que corrige ciertos errores, detecta distracciones, se anticipa a los riesgos y reduce la somnolencia. Puede analizar información que sería prácticamente imperceptible para el ojo humano —comportamientos erráticos o datos de meteorología en tiempo real— para que la conducción sea mucho más segura y previsible. Y también mejora el consumo de combustible y la eficiencia.
