La huelga del transporte, un sector «honorable», está poniendo en peligro la continuidad de sus puestos de trabajo mucho más de lo que puede parecer. Ante determinadas acusaciones e infracciones administrativas, pueden perder tal honorabilidad y, con ello, poder seguir ejerciendo su actividad o profesión.
Empresas, gestores, camioneros,… Por la huelga del transporte, todos son atacados. Por su empecinamiento en la defensa de sus derechos, acusados de mantener posiciones políticas extremas y radicales, insultados, vejados, amenazados…
Pero si hay una profesión en la que se exija ser «honorable» para su práctica y desempeño, esa es la del transportista, sea este conductor, gestor o propietario de una empresa.
Honorable. No es ninguna broma ni juego de palabras. Es un requisito que se exige a los trabajadores del sector del transporte tanto de mercancías como de pasajeros. A los que en muchas ocasiones se les requiere incluso un certificado de penales para garantizar tal condición antes de iniciar su actividad.
Ganarla es fácil… perderla también
Tener honorabilidad es fácil. Como el valor en la “mili”, de inicio a todos los profesionales del sector “se les supone” como seres honorables. Pero perderla también lo es. Incluso mucho más fácil que en otros ámbitos profesionales. Y acarrea importantes y graves consecuencias.
Perder la honorabilidad puede desencadenar la prohibición de que tanto la compañía de transportes, como el gestor de la misma o el conductor del vehículo pierdan el derecho a ejercer su actividad. Tanto puntualmente, durante el tiempo que establezca la posible sanción administrativa, como de manera definitiva, mediante aplicación de una sanción penal.
Inhabilitación para ejercer la actividad
Además, en los últimos años la normativa que puede llegar a inhabilitarles mediante la pérdida de la honorabilidad se ha endurecido fuertemente. Esto obliga a conocer de antemano los términos por lo que esto puede llegar a suceder, para evitar posibles descuidos.
Los transportistas son trabajadores honorables. Pocas profesiones se juegan a diario su honorabilidad en el desempeño de su actividad como lo hacen los transportistas. Algo que choca poderosamente con lo que viene sucediendo en las últimas fechas.
Y es que resulta incongruente que un Gobierno o una administración que plantea tal exigencia al sector les esté acusando de comportamientos ilegítimos (se ha llegado a decir que “como autónomos no tienen derecho a la huelga”) o simplemente de mantener posiciones políticas extremas o radicales, contrarias incluso al orden social.
Conservarla es imprescindible
Conservar la honorabilidad durante el ejercicio de su actividad es requisito imprescindible para las empresas y trabajadores del sector del transporte. Si se pierde, se suspenden de facto las autorizaciones administrativas que les habilitan para poder ejercerla, siempre claro está, bajo resolución de expediente previo en tal sentido.
Según distintas sentencias en defensa del derecho al honor, esta es una característica estrictamente humana de la cual carecen por completo las empresas. Sin embargo, en el sector del transporte tanto las personas físicas como las jurídicas pueden perder la honorabilidad.
Bien es cierto que en ambos casos la pérdida se justifica mediante una inhabilitación especial que impida ejercer la actividad durante el tiempo de la inhabilitación.
ROTT: Cualquier delito les inhabilita
Empresas, gestores, intermediarios en la contratación del transporte o los propios conductores. Todos ellos pueden perder la honorabilidad por cometer un delito. El Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres (ROTT) indica en su apartado A del anexo I y del apartado B o C las infracciones con valor igual o superior a 3 por las cuales los profesionales del transporte pueden perder la honorabilidad.
Cuando se produce una infracción, tanto la empresa de transporte como su gestor reciben una sanción económica de un determinado importe. En función de la gravedad de la infracción cometida podrán incluso perder la honorabilidad. Si la infracción es muy grave o se suma un número elevado de sanciones graves, el gestor podría incluso perder su titulo de capacitación, su honorabilidad y la de la empresa.
Sanciones económicas y administrativas
Las sanciones son tanto económicas como administrativas, con multas cuyas cuantías superan los 4.000 euros y que además conllevan la pérdida de la honorabilidad. Todas ellas están tipificadas en el Baremo Sancionador del Transporte Terrestre.
Entre las infracciones más habituales podemos encontrar el realizar transportes sin la licencia habilitante para la actividad, falsear documentos y títulos, conducir vehículos sin el preceptivo CAP, manipular o carecer de tacógrafo instalado en el vehículo, ceder autorizaciones para ejercer de transportista, exceder el peso consignado para la carga, transportar mercancías peligrosas sin la pertinente autorización, …
Acumular sanciones, tambien penaliza
Todas ellas dan pie a la pérdida de la honorabilidad. Esta se puede producir bien por la propia sanción impuesta a partir de la infracción, bien por medio de una sentencia judicial o administativa. La pérdida puede plantearse como una inhabilitación especial por sanciones relacionadas con la comisión de determinados delitos (no siempre vinculados al propio sector del transporte), por una reiterada acumulación de infracciones (se contabilizan en el IRI) durante un período de un año o por la comisión de las infracciones muy graves consignadas en el Baremo Sancionador.
El gestor también puede perder la honorabilidad cuando las infracciones imputadas estén directamente relacionadas con su actividad en las labores de gestión de la compañía.
¿Acusados innecesariamente?
Como hemos podido comprobar, la honorabilidad es una cosa muy seria en el mundo del transporte terrestre, de ahí que muchas de las acusaciones que los implicados en este sector están recibiendo con motivo de su participación en la huelga y en determinados hechos vinculados a ella, son mucho más serias y encierren más peligro para sus bolsillos y su actividad de lo que inicialmente pudiera plantearse.
Desde el Gobierno, se ha acusado a los transportistas de estar manejados por agrupaciones vinculadas a la «extrema derecha», se les ha insultado, ninguneado e incluso se les sanciona con multas por valor de 3.000 euros por obstaculizar la circulación con sus marchas.
Las sanciones han servido incluso de chantaje. Se les ha advertido que en caso de continuar con la huelga las multas no se anularán una vez acabada esta, como sí ha sucedido en otras ocasiones. Además, pese a recuperar recientemente el Gobierno la acción de los piquetes durante las huelgas, en este caso sus acciones están siendo objeto de persecución por la Policía.
¿Para cuándo la honorabilidad en la política?
En todo caso, llama mucho la atención que a un sector al que literalmente se le exige a sus trabajadores ser “Honorables” para ejercer su actividad, se les acuse, insulte y descalifique reiteradamente desde el sector político, cuyos representantes ejercen la suya sin ningún tipo de requerimiento previo e incluso, en ocasiones, mientras están imputados o ya han sido condenados en algunos casos por su falta de honorabilidad.
Curiosidades de la vida. Hace años, en muchos medios de comunicación se anteponía al nombre de algunos políticos la mención «Honorable». Hoy ya no la lleva ninguno de ellos. Por qué será.