Los conflictos bélicos suelen sacar lo mejor y lo peor de las personas, pero muchas veces el ingenio no se mide en forma de armas o en el uso de la Inteligencia Artificial. A veces, basta con una lona, un compresor, un poco de aire y creatividad para imitar a un Toyota Land Cruiser.
Así lo ha desmotado el ejército de Mali, que acaba de incautar una veintena de vehículos hinchables. Son réplicas, en su mayoría, del Toyota Land Cruiser, utilizadas por grupos armados con el único objetivo de engañar al enemigo, forzarle a malgastar recursos y evitar más muertes. A priori, pueden pasar por coches de juguete, pero la intención es atraer misiles de drones de Mali para vaciar contra ellos todo el arsenal militar.
Así son las réplicas hinchables de Toyota

Las imágenes las ha difundido la televisión nacional maliense, y vemos el nivel de detalle de las réplicas hinchables. De hecho, desde cierta distancia, incluso desde el aire, es fácil confundirlos con un Toyota Land Cruiser real. Y precisamente utilizan este coche porque es habitual en zonas de conflicto del Sahel, y lo han utilizado tanto fuerzas gubernamentales como guerrillas, ONGs y hasta organizaciones internacionales.
Y los insurgentes tampoco han elegido este modelo por casualidad. Tiene fama de ser indestructible, se puede mover fácil por cualquier terreno y tiene una amplia disponibilidad en el mercado de segunda mano. En este caso, la elección sigue otra lógica. Precisamente por ser reconocible y habitual en operaciones armadas, los drones del ejército están diseñados para detectarlos y apuntar contra ellos.
La idea tampoco es nueva, porque ya hemos visto estrategias parecidas, pero sí que funciona. Al colocar estos Toyota falsos en terreno abierto, los grupos armados consiguen desviar el fuego de drones equipados con misiles de alto coste. En resumen: el Estado gasta una fortuna en neutralizar un coche que cuesta, literalmente, 50 euros.
Lo más curioso es que solo hace falta una bomba de aire y unos pocos minutos para que un Land Cruiser ‘fantasma’ esté listo para el engaño. Aunque de cerca se vea a la legua que no es un coche real, a vista de dron, sí que parece una amenaza real.
La historia se repite

El del Toyota puede parecer un ‘truco’ moderno, pero la historia, como siempre, se repite. Ya en la Segunda Guerra Mundial, tanto los Aliados como las potencias del Eje utilizaron muchos vehículos y estructuras falsas para confundir al enemigo.
El caso más documentado es el del ejército británico, que desplegó tanques inflables fabricados con goma y capaces de montarse en apenas 20 minutos. Desde el aire, eran indistinguibles de un Sherman real. En otros frentes, como el Pacífico, los japoneses utilizaron aviones de paja y tanques tallados en ceniza volcánica con una precisión increíble. Todo valía para inducir a error y forzar al enemigo a malgastar recursos.
Incluso crearon unidades especiales compuestas por artistas, escultores y publicistas, encargados de diseñar trampantojos bélicos de apariencia bastante creíble. Los resultados fueron tan eficaces que, en ocasiones, llegaron a provocar bombardeos masivos sobre infraestructuras que no existían más allá de la lona y el cartón, y que por supuesto no entrañaban ningún peligro.
Lo que hoy vemos en Mali con el Toyota Land Cruiser es una evolución de esa misma estrategia. Eso sí, más ligera, más portátil y con un toque africano, pero igual de efectiva. Y una prueba de que, aunque la tecnología avanza, la guerra sigue teniendo espacio para el ingenio con baja tecnología y pocos recursos. Tampoco sería raro que su uso se extendiera a otros países cercanos que también viven ahora mismo sus propios conflictos armados.