La historia se repite. Los conflictos políticos que ocurren en el mundo nos afectan más al bolsillo de lo que pensamos, y el precio de la gasolina va a ser el próximo en subir. Ya pagamos las consecuencias de la inflación con la guerra entre Rusia y Ucrania, y ahora va a volver a ocurrir por todo lo que ha sucedido en las últimas semanas en Oriente Medio.
El precio del barril de Brent se ha disparado, mientras que las previsiones de los analistas no invitan al optimismo. De hecho, todo apunta a que podemos rozar los 2 euros por litro de gasolina más pronto que tarde, precisamente a las puertas de las vacaciones de verano. ¿El motivo? Las tensiones entre países, pero también el Estrecho de Ormuz.
1Por qué la escalada en Oriente Medio influye en el precio de la gasolina

Las últimas semanas han estado marcadas por un nuevo pico de tensión entre Israel e Irán, que provocó que Estados Unidos atacara las tres grandes instalaciones nucleares de este último y su respuesta contra las bases militares estadounidenses en Qatar. De momento, y después de 12 días de intensos bombardeos, Israel e Irán han alcanzado un alto el fuego. En cualquier caso, la situación sigue siendo de inestabilidad en Oriente Medio.
Y cuando esto ocurre, los combustibles suelen ser los primeros en aumentar su precio. Aunque Irán no es un proveedor directo de petróleo para Europa, sí que juega un papel como actos desestabilizador en la región y eso ya es suficiente para tensionar el mercado. Cualquier movimiento militar, aviso o intento de bloqueo hace que el futuro del crudo sea más negro por simple miedo.
Por eso, el Brent ya ha subido más de un 25% en unos pocos días, y ha pasado de 80 a casi 100 dólares por barril. Y hay escenarios que ya lo sitúan en 120 e incluso 150 dólares si se produce el cierre del estrecho. Si ocurre, podríamos ver más pronto que tarde cómo el precio de la gasolina roza los 2 euros por litro, algo que no ocurre desde el año 2022.
¿Y qué tiene de ‘especial’ este estrecho? El de Ormuz es un pasillo de unos 55 kilómetros que conecta el golfo Pérsico con el resto del planeta. Por ahí pasa hasta el 30% del petróleo que se consume a nivel mundial, más de 20 millones de barriles diarios, extraídos en su mayoría en Arabia Saudí, Irak, Kuwait, Emiratos o Catar.
Si esta vía se bloquea, no hay un Plan B realista, pues las rutas terrestres no tienen capacidad suficiente y los buques que bordean África tardarían semanas en llegar. Por tanto, el mercado entra en pánico, sufren los precios del crudo y el conductor europeo vuelve a pagar las consecuencias.