En la vorágine de información que circula por Internet y se transmite de boca a boca, es común toparse con creencias populares que desafían el rigor científico. En este terreno se encuentran algunos mitos relacionados con el consumo de alcohol y la conducción, a menudo con consecuencias que pueden ser graves.
La Dirección General de Tráfico (DGT) se enfrenta a un sinfín de teorías que prometen métodos infalibles para reducir el nivel de alcohol en sangre y evitar sanciones tras haber consumido bebidas alcohólicas. Este discurso, no solo es falso, sino que supone un riesgo para la seguridad vial. Hablaremos sobre una bebida en particular que ha ganado notoriedad por las creencias erróneas en torno a ella.
Mitos y Realidades sobre el Alcohol y la Conducción

El organismo humano metaboliza el alcohol a un ritmo constante, aproximadamente una unidad de alcohol por hora. Sin embargo, entre los conductores se ha propagado el mito de que ciertas bebidas pueden acelerar este proceso. Una de estas supuestas «soluciones mágicas» es el consumo de bebidas energéticas mezcladas con alcohol o tomadas después de beber. El supuesto detrás de esta falsa creencia es que estas bebidas, al contener altas dosis de cafeína y otros estimulantes, pueden contrarrestar los efectos del alcohol o disminuir su concentración en sangre.
Sin embargo, estudios científicos han demostrado que la cafeína y otros estimulantes presentes en estas bebidas no tienen ningún efecto en la eliminación del alcohol del organismo. Lo que realmente hacen es enmascarar temporalmente algunos efectos perceptibles del alcohol, como el cansancio y la somnolencia, creando una falsa sensación de sobriedad. Esto puede llevar a una peligrosa sobreestimación de las capacidades para conducir y aumentar el riesgo de accidentes.
Además de las bebidas energéticas, otros mitos frecuentes afirman que el agua, tomar café, darse una ducha fría o incluso hacer ejercicio pueden ayudar a bajar la tasa de alcoholemia más rápidamente. Estas creencias no tienen fundamento científico; la única manera de que el alcohol se reduzca en la sangre es a través del tiempo y el proceso metabólico del hígado.
La Posición de la DGT ante los Falsos Mitos
La DGT ha puesto en marcha diversas campañas para desmentir estos falsos mitos y educar a la sociedad sobre los peligros del consumo de alcohol al volante. Insisten en que no existen atajos para evitar las consecuencias legales ni los riesgos asociados a la conducción bajo los efectos del alcohol. La única medida realmente efectiva y segura es no consumir alcohol si se va a conducir.
En este sentido, la entidad ha sido categórica al señalar que no hay alguna bebida o método que pueda alterar los resultados de un control de alcoholemia. Los tests utilizados son altamente sensibles y específicos para detectar el nivel de alcohol en aire espirado, y ninguna sustancia ingerida puede modificar esos resultados de manera significativa. Por tanto, la recomendación siempre es la de la prudencia y la prevención.
La DGT también advierte sobre los efectos jurídicos de ser sorprendido conduciendo con una tasa de alcoholemia por encima de los límites permitidos, que pueden ir desde multas económicas hasta la pérdida de puntos en el carnet de conducir, sin olvidar la posibilidad de penas de cárcel en casos graves. Estas consecuencias buscan disuadir a los conductores de tomar decisiones peligrosas y responsabilizarlos de sus actos.
Implicaciones para la Seguridad Vial

Los riesgos asociados a conducir bajo los efectos del alcohol son enormes, y no solo afectan al conductor que ha bebido, sino a todos los usuarios de la vía. La habilidad para conducir se ve seriamente afectada por el alcohol, ya que este reduce la atención, ralentiza los reflejos y deteriora la capacidad de toma de decisiones. Estos efectos incrementan exponencialmente la probabilidad de involucrarse en un accidente de tráfico.
Es responsabilidad individual y colectiva el evitar conducir después de consumir alcohol. Las autoridades y organizaciones de seguridad vial trabajan continuamente para promover la conciencia sobre este tema y prevenir accidentes. Esto incluye la realización de controles periódicos de alcoholemia y la aplicación de sanciones a quienes pongan en peligro la seguridad vial.
Para concluir, el compromiso de la sociedad con la seguridad vial se pone a prueba en cada decisión que tomamos en la carretera. La DGT y otras instituciones son claras en su mensaje: no hay bebida ni método mágico que eluda las leyes de la biología y la física. La mejor manera de evitar un positivo en un control de alcoholemia y garantizar la seguridad vial es no consumir alcohol si se va a conducir. Es un acto de responsabilidad con uno mismo y con los demás.
EDUCACIÓN Y CONCIENCIACIÓN CIUDADANA
Una de las herramientas más poderosas en la lucha contra los riesgos del alcohol al volante es la educación. La concienciación sobre los efectos del alcohol y cómo estos impactan en la conducción es esencial para desmentir mitos. Las campañas informativas de la DGT y otras organizaciones se centran en mostrar con datos reales y evidencia científica cómo el alcohol reduce las capacidades cognitivas y motoras esenciales para la conducción segura. Es crucial reforzar el mensaje de que no hay atajos para la sobriedad y que el consumo responsable es la única vía segura.
Estas iniciativas educativas no solo están dirigidas a conductores jóvenes, quienes podrían ser más susceptibles a creer en los mitos urbanos, sino también a toda la población conductora. Se realizan a través de diversos canales, desde campañas en medios de comunicación hasta programas educativos en escuelas y asociaciones de conductores, buscando así un impacto más amplio y diverso.
EFECTOS DE LA DESINFORMACIÓN EN LA SEGURIDAD VIAL

La desinformación puede llevar a que personas bajo la influencia del alcohol se sientan capaces de conducir, poniendo en riesgo su vida y la de los demás. Este fenómeno se agrava si se tiene en cuenta que la sobreestimación de las propias habilidades, inducida por estas creencias erróneas, puede derivar en una mayor propensión a asumir riesgos en carretera. El desmantelamiento de estos mitos no es solo una cuestión de corregir información errónea, sino también una necesidad imperante para preservar la salud y la seguridad pública.
La tecnología moderna también juega un papel clave en este escenario. Con la adopción de aplicaciones y plataformas digitales que promueven prácticas de conducción segura, la información correcta puede llegar de manera más rápida y extensa. El uso de redes sociales y aplicaciones móviles para compartir mensajes sobre los peligros del alcohol al volante amplifica el alcance educativo y preventivo.
Además, la proliferación de dispositivos personales como los alcoholímetros portátiles brinda a los conductores la capacidad de autocomprobar su nivel de alcoholemia antes de decidir si conducen o no. No obstante, es importante destacar que estos dispositivos deben ser utilizados con la comprensión de que la única tasa segura es de 0,0% y que su lectura no debe emplearse como argumento para justificar la decisión de conducir tras haber bebido.
Por último, la evolución en los sistemas de ayuda a la conducción y la interconexión entre vehículo e infraestructura viaria proporciona un espacio de actuación crucial. La implementación de limitadores de velocidad inteligentes y sistemas antiarranque por alcoholemia en los coches, junto con la mejora en la señalización dinámica, son avances que refuerzan la prevención y la seguridad vial. Estos sistemas, en conjunto con políticas firmes y una ciudadanía informada, forman una barrera sólida contra los accidentes relacionados con el alcohol.
En resumen, el desenmascaramiento de los mitos sobre el alcohol y la conducción es una tarea compleja que involucra un enfoque multifacético. La educación, la correcta difusión de la información y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías son aspectos fundamentales para enfrentar este desafío. La meta final es fomentar una cultura de prevención y responsabilidad que asegure no solo el respeto a la ley, sino sobre todo la protección de la vida humana en nuestras carreteras.