Con la llegada del verano, las temperaturas extremas no solo afectan a los conductores, sino también a los vehículos. Uno de los sistemas más vulnerables del coche durante las olas de calor es el de los frenos. La combinación de altas temperaturas ambientales y el calor generado por la fricción puede provocar fallos peligrosos que, si no se detectan a tiempo, ponen en riesgo la seguridad de los ocupantes. Problemas como el “fading” o el “vapour lock” se vuelven más frecuentes, y entenderlos puede marcar la diferencia entre frenar a tiempo o sufrir un accidente.
1Qué es el fading y por qué debes tenerle respeto

El fenómeno conocido como fading se da cuando, tras un uso intenso del freno, especialmente en bajadas prolongadas o en días calurosos, los componentes del sistema —discos y pastillas— alcanzan temperaturas tan altas que su capacidad de fricción disminuye. En términos prácticos: pisas el pedal del freno, pero el coche tarda más en detenerse. A veces incluso da la sensación de que el pedal está más esponjoso o que hay que apretarlo con más fuerza.
Esto ocurre porque las pastillas pierden eficacia al calentarse y no pueden ejercer la misma presión sobre los discos. Si la situación se mantiene, el metal de los discos puede llegar a deformarse y los frenos, literalmente, dejan de responder como deberían. Por eso es vital evitar frenar de forma brusca y continua durante largos trayectos bajo el sol.