La Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con más de 2.500 radares repartidos por toda España, con la excepción de Navarra, Cataluña y el País Vasco, comunidades que tienen transferidas sus propias competencias en materia de tráfico. En estas regiones, el número de radares es incluso mayor, con una diversidad de dispositivos fijos, móviles, de helicóptero y de tramo que buscan reducir los excesos de velocidad en carretera.
Entre todos los dispositivos de control de velocidad, los radares móviles son los más temidos por los conductores. A diferencia de los fijos, no tienen obligación de estar señalizados, lo que significa que pueden instalarse en cualquier ubicación sin previo aviso. Además, la Guardia Civil ha optado por ocultarlos estratégicamente, lo que los hace todavía más difíciles de detectar.
Así encontraron el escondite de la Guardia Civil
Para disimular su presencia, los agentes de la Guardia Civil emplean fijaciones magnéticas homologadas que permiten colocar los radares en ubicaciones inusuales, como las puertas de los coches patrulla, detrás de señales de tráfico o incluso ocultos tras los quitamiedos de la carretera. Esta estrategia, unida al pequeño tamaño de los modernos radares Velolaser, los convierte en prácticamente indetectables.
Recientemente, un motorista ha logrado desvelar uno de estos escondites bien guardados. A través de un video publicado en redes sociales, mostró cómo una patrulla de la Guardia Civil había colocado un radar Velolaser detrás de un guardarraíl mientras ellos permanecían ocultos a decenas de metros en su vehículo. Gracias a su tecnología de conexión inalámbrica por WiFi y Bluetooth, estos radares ya no necesitan cables, lo que facilita su colocación en cualquier punto sin necesidad de estar físicamente conectados al coche patrulla.
El debate sobre el rol de los radares de la Guardia Civil
El descubrimiento del motero ha generado un intenso debate entre los conductores y las asociaciones de automovilistas, quienes consideran que estas prácticas rozan la falta de transparencia. De hecho, hace apenas unos meses, algunas organizaciones denunciaron a la DGT por el uso de fijaciones no homologadas en estos radares, lo que derivó en la anulación de miles de multas y la obligación de emplear soportes validados por el organismo metrológico competente.
Este episodio pone nuevamente sobre la mesa la controversia sobre el uso de radares ocultos y su finalidad. Mientras que la Guardia Civil defiende su eficacia para reducir los accidentes de tráfico, muchos conductores consideran que estas técnicas están más enfocadas en la recaudación que en la seguridad vial. Sea como sea, el motero ha dejado claro que los conductores deberán estar más atentos que nunca si no quieren ser sorprendidos por estos dispositivos.
