Las DANAS se han convertido en un fenómeno recurrente en España. De un momento a otro, un día normal se puede convertir en una emergencia, y estar al volante en ese instante es una de las situaciones más peligrosas que podemos experimentar. La fuerza del agua, la falta de visibilidad y el pánico generalizado crean un cóctel mortal. Y aquí es donde entra en juego la experiencia de personas como Pablo, técnico de emergencias que ha estado en primera línea rescatando a conductores atrapados.
¿Crees que tu SUV todopoderoso o tu compacto de última generación son invencibles ante un diluvio? La realidad es que unos centímetros de agua en movimiento son suficientes para mover la mayoría de los vehículos, incluso llegando a arrastrar un todoterreno. El gran error es creer que tu coche es más fuerte que la naturaleza.
Lo que nunca se debe hacer frente a una emergencia por DANA

En una DANA cada segundo cuenta, y todos los equipos de emergencia piden es no intentar cruzar una zona inundada. Incluso si sabes por dónde circulas, no conoces su profundidad, y ahí radica el peligro.
Parece de sentido común, pero el instinto de querer llegar a casa o de no querer dar un rodeo es muy fuerte. La gente lo intenta, y es ahí donde empieza la pesadilla. La fuerza del caudal en movimiento golpea el coche con una potencia brutal. Una riada es capaz de levantar el asfalto, así que imagina lo que puede hacer con las ruedas de tu coche.
Cuando el agua supera el umbral de tu coche (normalmente por debajo de la altura de los ejes), no solo se filtra al habitáculo, sino que empieza a levantar el vehículo. En ese momento, pierdes el control de la dirección y de los frenos. Te conviertes en un juguete flotando a merced de la corriente.
“Mucha gente me pregunta, ‘Pablo, ¿y si solo es un poco de agua?’. Mi respuesta siempre es la misma: date la vuelta inmediatamente. Es mejor perder media hora de viaje que perder tu vida”, insiste el experto.
Otros errores que ponen en peligro la seguridad

La tentación de desafiar al agua es el error principal, pero no es el único. Hay una lista de acciones que, aunque parezcan menores, pueden ser igual de fatales cuando las condiciones meteorológicas son extremas.
Jamás aparques tu coche en zonas bajas, ramblas secas, lechos de ríos o pasos subterráneos. Estos pasos están diseñados para que el agua se acumule ahí antes de ser drenada. Cuando el sistema de drenaje colapsa, se convierten en trampas mortales. Si la previsión es de DANA, saca tu coche de ahí y apárcalo en una zona alta, aunque esté lejos de tu casa.
Conduces a una velocidad normal en seco, pero al caer la tromba de agua, esa velocidad se convierte en un riesgo extremo. Jamás mantengas la velocidad que llevabas antes de que empezara la lluvia torrencial. Cuando llueve mucho, la visibilidad cae en picado y se produce aquaplaning. La solución es bajar la velocidad de forma drástica y suave.
Si te has refugiado en un lugar seguro como un centro comercial o un edificio alto, y la tromba sigue cayendo, no intentes ir a tu coche o a casa caminando si tienes que atravesar una zona de agua. El agua en movimiento es muy fuerte, y mucha gente es arrastrada por riadas que no les cubren más allá de la rodilla. Las tapas de alcantarilla pueden saltar por la presión, dejando agujeros en el suelo invisibles bajo el agua. Si estás seguro, sigue ahí hasta que el nivel del agua descienda por completo.
La acción de emergencia

Si el coche se ha quedado atrapado en medio de una riada, ya sea flotando o con el motor parado, la prioridad es una: salir lo antes posible. La presión del agua puede hacer que las puertas sean imposibles de abrir. En esos casos, tienes que romper la ventanilla como puedas. Si no tienes ninguna herramienta a mano, trata de patear el cristal hasta que ceda.
El técnico de emergencias nos desvela el error más común y mortal que el 90% de los conductores cometen: dudar. Esa décima de segundo que pierdes pensando en intentarlo o no es el tiempo que necesita el agua para tomar el control de tu coche. Cuando veas agua acumulada, la respuesta no es frenar y valorar, es dar la vuelta en cuanto puedas hacerlo con seguridad. No hay que dudar. Si no lo ves claro, no lo hagas.