De un tiempo a esta parte, las calles se han llenado de coches con marcas desconocidas, pero que han llegado pisando fuerte. Diseños atractivos, tecnología avanzada y precios que han puesto en jaque a otros fabricantes han impulsado la presencia de coches chinos en nuestras carreteras.
Es la nueva ola del motor, una que muchos conductores han abrazado con entusiasmo. Pero este éxito fulgurante ha traído una consecuencia que nadie había previsto: Se han convertido en el objetivo principal de los ladrones.
Un problema con el que nadie contaba

Según un estudio impulsado por compañías de seguros británicas, existen ciertos modelos de coches chinos en los que las cerraduras de las puertas ofrecen una resistencia mínima ante un intento de robo. Un ladrón con un mínimo de pericia podía forzarlas sin apenas esfuerzo, invalidando la primera barrera física del vehículo.
Pero la cosa no acaba ahí. También se dieron cuenta de que los tornillos de las ruedas no llevan ninguna tuerca de seguridad o de bloqueo. Esto significa que cualquiera con una llave de tuercas común puede robar las llantas en cuestión de minutos. Y por si fuera poco, la investigación confirmó la ausencia casi total de alarmas sonoras e inmovilizadores de serie en muchos de estos vehículos. Su ausencia es una invitación a los ladrones.
El origen del problema

¿Cómo es posible que coches con tecnologías tan avanzadas en sus pantallas y ayudas a la conducción tengan fallos de seguridad tan elementales? La respuesta no está solo en el ahorro de costes, sino en un factor cultural y de mercado: el desconocimiento.
En China, el robo de vehículos no es un problema tan extendido ni profesionalizado como en Occidente. La vigilancia masiva y las duras penas asociadas a estos delitos han hecho que la sustracción de coches sea relativamente rara. Por lo tanto, para los ingenieros y diseñadores chinos, elementos como las cerraduras reforzadas, las alarmas volumétricas o los sistemas de detección de intrusión nunca han sido una prioridad.
Han diseñado coches excelentes para su realidad, pero al exportarlos masivamente a Europa, los han introducido en un entorno diferente. Aquí, los ladrones han pasado décadas perfeccionando sus técnicas, tanto físicas como digitales. Los fabricantes chinos, en su carrera por conquistar el mercado, han descuidado este frente, básicamente porque no sabían que existía una batalla tan cruda.
El nivel de siniestralidad ha llegado a tal punto que las aseguradoras del Reino Unido han empezado a realizar sus propias pruebas de seguridad antes de dar pólizas a los nuevos modelos de coches chinos que llegan al mercado. Han instituido lo que llaman la «prueba de ataque de dos minutos». Si un equipo de expertos es capaz de acceder al coche y ponerlo en marcha en menos de 120 segundos, el vehículo suspende y muchas compañías se niegan a asegurarlo, o lo hacen con primas desorbitadas.
Los fabricantes están reaccionando

Esta presión está obligando a los fabricantes a reaccionar a gran velocidad. Por ejemplo, BYD ya ha anunciado que está instalando placas de refuerzo en el interior de las puertas de sus coches para proteger las cerraduras. Desde Xpeng también han admitido esta falta de protección y están trabajando en soluciones.
Son mejoras relativamente sencillas y baratas de implementar, y demuestran que están aprendiendo la lección por la vía rápida: para vender en Europa, no solo tienes que cumplir con las normativas de emisiones y seguridad en caso de accidente, sino también con las de la lucha contra el robo.
Si tienes un coche de una de estas nuevas marcas o planeas comprarlo, ser consciente del problema es tu mejor arma. Puedes (y debes) tomar medidas adicionales para blindar tu inversión:
- Para el robo sin llave: La solución sigue siendo la misma: una funda o caja de Faraday. Guarda ahí la llave siempre que estés en casa. Bloquea la señal por completo y anula el «relay attack». Es la medida más barata y efectiva.
- Refuerza la seguridad física: No desestimes los clásicos. Una barra antirrobo de calidad para el volante no solo es un obstáculo físico, sino un potente elemento disuasorio. Muchos ladrones, al verla, pasarán de largo en busca de un objetivo más fácil.
- Asegura tus ruedas: Compra un juego de tuercas antirrobo. Es una inversión mínima que puede evitar el disgusto y el coste de encontrar el coche sobre cuatro ladrillos.
La llegada de los coches chinos es una gran noticia para los consumidores, pero este episodio demuestra que el camino al éxito está lleno de aprendizajes. El mercado europeo tiene unas exigencias de seguridad antirrobo muy superiores a las de su país de origen. Mientras se adaptan, la responsabilidad recae en el propietario.