La DGT avisa de una situación muy común que se da cada verano, pero que te puede costar muy cara. Y es que en verano todos queremos sentir el sol radiante, el asfalto quema bajo los pies y la brisa del mar llama a gritos. Te diriges a la playa, ya sientes la arena entre los dedos y el chapuzón refrescante. En ese momento, piensas: «¿Para qué cambiarme? Si ya voy en bañador, así aprovecho y me pongo en marcha sin perder un segundo». Aunque no lo creas, esa decisión, que parece inofensiva, puede salirte muy cara, y no hablamos solo de dinero.
Lo cierto es que la DGT no tiene una normativa específica que prohíba de forma explícita conducir con bañador o, por ejemplo, con chanclas. Pero esto no significa que puedas hacer lo que te dé la gana sin consecuencias. De hecho, es todo lo contrario. La ley es muy clara en un punto fundamental: tienes que mantener siempre la libertad de movimientos y el control del vehículo. Y aquí es donde entran en juego esas prendas tan veraniegas.
4El sentido común, tu mejor aliado

Al final, todo se reduce a una cuestión de sentido común. La DGT no busca fastidiarte las vacaciones, sino garantizar la seguridad de todos en la carretera. Si la forma en que vistes o el calzado que usas te impide controlar el coche con total seguridad, estás poniendo en riesgo tu vida y la de los demás.
Piénsalo bien: ¿De verdad merece la pena ahorrarse un minuto en cambiarte de ropa si eso puede costarte 200 euros o, lo que es peor, provocar un accidente? Antes de subirte al coche en bañador o con chanclas, pregúntate: «¿Estoy controlando el vehículo al 100%?» Si la respuesta es un «quizás» o un «no», es mejor que te tomes unos segundos para ponerte una ropa y un calzado adecuados.La conducción exige la máxima concentración y la plena capacidad de reacción. Cualquier factor que la disminuya, por pequeño que parezca, puede tener consecuencias muy graves. Recuerda que la carretera no es una extensión de la playa o la piscina. Es un entorno donde la seguridad debe ser la prioridad número uno.