Recibir en el móvil una alerta de emergencia que te avisa de una DANA que está a punto de llegar ya no es cosa de película. Hoy es algo habitual, y cada vez estamos más pendientes de este tipo de fenómenos meteorológicos. En ese momento, no dejas de hacerte preguntas. ¿Será para tanto?, ¿Debo coger el coche para ir a trabajar?, ¿Qué hago si la lluvia me pilla en plena autovía?
Ante este panorama, la DGT es muy clara. La diferencia entre un susto y una tragedia a menudo reside en tomar la decisión correcta en el momento adecuado. Y cuando estás al volante, esas decisiones se miden en segundos. Por eso, ha lanzado una serie de recomendaciones para recordar qué hacer cuando recibes una alerta, o cuando ya estás frente a una DANA.
2Los primeros minutos son vitales

Antes de que la situación se vuelva crítica, hay señales que puedes detectar. Si la lluvia empieza a ser muy intensa y ves que se forman grandes balsas de agua en la calzada o si el viento sopla con una fuerza inusual, es el momento de actuar, no de esperar a que pase.
Lo primero es reducir la velocidad. No se trata de ir a 100 km/h en lugar de a 120 km/h, sino de adaptar la marcha a unas condiciones en las que tus neumáticos pueden perder el contacto con el asfalto en cualquier momento, el temido aquaplaning.
Aumenta también la distancia de seguridad con el vehículo que te precede. Con el asfalto mojado, la distancia de frenado se multiplica y necesitarás mucho más espacio para reaccionar ante cualquier imprevisto. Enciende las luces de cruce, incluso si es de día, para hacerte más visible al resto de conductores. Si la visibilidad es muy reducida o casi nula, no dudes en encender también las luces de niebla traseras. El objetivo es ver y ser visto.
Si ves una balsa de agua que cubre la carretera, tu instinto puede decirte que puedes pasar, que no parece tan profunda. Pero es imposible saber qué profundidad tiene o qué hay debajo. Podría haber un socavón, una alcantarilla levantada o la corriente podría ser mucho más fuerte de lo que parece.
La DGT y los expertos en emergencias son tajantes: nunca intentes atravesar una zona inundada. Con solo 30 centímetros de agua, la mayoría de coches pueden empezar a flotar y ser arrastrados por la corriente. Si el agua sube hasta los 60 centímetros, puede arrastrar incluso a los todoterreno y vehículos más pesados. La fuerza de una riada es brutal, y no entiende de cilindradas ni de tracción a las cuatro ruedas.
La única decisión correcta si te encuentras con una zona anegada es dar media vuelta y buscar una ruta alternativa. Si esto no es posible, busca un lugar elevado y seguro, lejos de cauces de ríos o ramblas, y detén el vehículo. Es preferible esperar a que baje el nivel del agua que arriesgarse a ser arrastrado.