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Conducimos la versión aventurera del Audi A1 Sportback, el Citycarver

En los tiempos que corren, todo aquel vehículo que luzca un aspecto off-road levanta pasiones. Y a falta de un rival directo con el que poder plantar cara a sus 'primos', los Seat Arona, Skoda Kamiq o Volkswagen T-Cross, la firma de los cuatro aros se ha tenido que sacar de la manga este llamativo Audi A1 Citycarver, el cual se dio a conocer el pasado mes de julio.

Esta fórmula no es nada nueva en el sector. Y mucho menos para Audi, que ya ofreció en el anterior A1 Sportback un kit denominado Active; que como en este caso, sumaba unas molduras protectoras en material plástico para su carrocería, entre otras muchas cosas.

Si bien, este Audi A1 Citycarver es mucho más que un A1 Sportback 'levantado' o con piezas añadidas, porque sus diseñadores le imprimen un carácter personal con detalles que sólo el tiene. Por ejemplo, luce dos hendiduras entre la parrilla y el capó, en vez de tres como en el resto de los A1 Sportback. También su parrilla Singleframe pasa de tener seis a ocho lados, el mismo número por el que apuestan todos los modelos Q de Audi. Por si fuera poco, el diseño de esta parrilla es específico, al igual que el de sus paragolpes o el de sus protecciones en color aluminio. Son detalles sutiles, pero que le le convierten en un Citycarver y lo diferencial del resto de los A1 Sportback.

Siempre con tracción delantera

¿Y por qué no lo han llamado Allroad? Pues por la simple razón de que no tiene, ni tendrá, una versión equipada con tracción quattro. Ojo que tampoco ofrecerán un sistema para mejorar la tracción como el que pueden emplear otras marcas para sus vehículos con tracción delantera… El conocido Grip Control, Extender Grip…

Lo que si esconde son unos muelles específicos, los cuales levantan su carrocería 35 milímetros, de igual forma que unos neumáticos con mayor perfil (60 en el caso de las llantas de 16 pulgadas de serie) ayudan a ganar otros 15 milímetros (Audi no anuncia lo que se gana con las llantas de 17 o 18 pulgadas opcionales). Si lo sumas da como resultado que es 50 milímetros más alto que cualquier A1 Sportback, los cuales se notan a simple vista.

Se notan en el caso de aventurarnos por una pista sin asfaltar. No es ni mucho menos un todoterreno, pero con cuidado se puede llegar lejos, y sobre todo, con menos preocupaciones por dejarnos los bajos en una piedra que con un A1 Sportback. Pero como esto sus clientes no lo harán nunca, donde más agradecerán esos 50 milímetros extra será a la hora de entrar y salir de su habitáculo, porque esta operación es mucho más cómoda, de igual forma que con ello han conseguido mejorar la visibilidad desde su puesto de conducción, donde no podemos pasar por alto su cuadro digital de 10,25 pulgadas, que es de serie junto a la pantalla central táctil de 8,8 pulgadas (opcionalmente hay otra de 10,1 pulgadas). Y eso supone un plus de seguridad tanto en ciudad, como fuera de ella.

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El resto del habitáculo es calcado al de cualquier A1 Sportback, donde hay un buen espacio para sus ocupantes, un maletero que puede oscilar entre 335 y 1.090 litros de capacidad, ajustes muy buenos, pero demasiados materiales rígidos que pocos pensarán que corresponden a un Audi. Ahora bien, estos Citycarver lucen un tapizado especial, molduras específicas… No en vano hay que justificar un desembolso extra de unos 2.000 euros respecto a un A1 Sportback Advanced. Y es que este capricho no está al alcance de todos los bolsillos. Tanto que te diré que un Audi Q2 30 TFSI Advanced cuesta 27.320 euros y es mucho más funcional.

Desde 24.230 euros

Y es que para que ta hagas una idea te diré que un Audi A1 Citycarver 25 TFSI cuesta 24.230 euros. Por encima están los 30 TFSI, que cuestan 25.410 euros, mientras que si lo quieres con cambio automático deberás pagar 27.280 euros.

A comienzos de 2020 llegará el 35 TFSI, que esconde el corazón 1.5 TFSI con 150 CV de potencia y desconexión de cilindros. Por lo que de momento no se han homologado prestaciones o consumos y llegará acompañado de cambio manual o S tronic.

Si que ya se ofrecen los 25 TFSI y 30 TFSI, porque no habrá motores diésel y quién sabe si se ofrecerá una versión de gas natural como en Ibiza o Polo.

Ambos nacen de un mismo y ya conocido motor de tres cilindros y un litro de cubicaje, pero que erogan 95 y 116 CV respectivamente, de igual forma que tienen cambios manuales de 5 y 6 velocidades. Sólo el más potente ofrece como opción (1.870 euros) el S tronic de 7 marchas, que es cierto nos ha resultado algo áspero, pues en nuestro caso nos 'regalaba' (igual en otras unidades no suceda) un feo 'tirón' al emprender la marcha. Ahora bien, pasado este trámite, este cambio es una auténtica maravilla y su motor ofrece muy buenas prestaciones, además de un consumo realmente ajustado con sus 6,4 l/100 km en ciclo WLTP (el manual se conforma con 6,1 l/100 km). Ofrece un selector de modos de conducción (ninguno de los que condujimos tenía suspensiones adaptativas) y dinámicamente va como cualquier A1 Sportback… pero cuando está equipado con chasis deportivo, pues si que las suspensiones se sienten más firmes con el fin de minimizar los balanceos de la carrocería por esa mayor altura extra.

El 30 TFSI con cambio manual también es para tenerlo en cuenta por su agrado, prestaciones y menor consumo, pero si el uso mayoritario es la ciudad, merece la pena ese desembolso extra por el S tronic. Y para la ciudad tampoco descartes el 25 TFSI, aunque este se quedará algo justo a la hora de viajar por carretera. Aún así puede acelerar de 0 a 100 km/h en 11,2 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 187 km/h.