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Conducimos la octava generación de una leyenda como es el Volkswagen Golf GTI

Media docena de ingenieros se pusieron manos a la obra para de forma casi clandestina desarrollar una picante versión del Volkswagen Golf de primera generación. Tal fue el revuelo que despertó dentro de la firma alemana que decidieron convertirla en una realidad e inicialmente se barajaron las denominaciones TS y GTS, aunque finalmente se decantaron por llamarlo GTI, tres letras que desde sus orígenes han levantado pasiones entre los amantes del automovilismo.

Presentado al mundo entero en el Salón de Fráncfort de 1976, aquel deportivo Golf escondía un corazón de inyección con 110 CV de potencia y quienes llevaban las cuentas de la firma alemana se conformaban con vender 5.000 ejemplares para poder recuperar la inversión en el desarrollo. Menos mal que solo llevaban las cuentas, porque aquel Golf GTI fue un fenómeno de masas del que se vendieron 461.690 unidades. Casi nada.

Desde 1976 cada Golf se ha acompañado de su propia versión GTI. Y hasta llegar a esta octava generación se han comercializado más de 2,3 millones de unidades por todo el mundo, lo que supone un 6,5% de las ventas totales de Golf en sus 46 años de historia.

Más de 42.000 euros para comenzar

Nacido en sus orígenes como una versión emocionante para todos aquellos que no podían hacer un desembolso económico extraordinario, lo cierto es que ahora tenemos que pagar nada menos que 42.290 euros si queremos uno de estos nuevos Volkswagen Golf GTI. Y para los más entrados en años entenderemos perfectamente que eso son poco más de siete millones de las antiguas pesetas. Un pastón.

Cierto es que a su equipamiento de serie prácticamente no le encontramos ninguna laguna, porque lo equipa todo. O casi todo. A esa tarifa estaría bien sumar los 865 euros que cuesta la suspensión adaptativa DCC que equipaban todas las unidades que había presentes en el Circuito del Jarama, un escenario idílico donde ya hemos tenido la oportunidad de poderlo conducir. Dicha suspensión permite variar su dureza dependiendo del programa de conducción elegido, aunque en su modo Individual nos propone un total de 15 'set up' entre los que casi no hay diferencias (si las hay si pasas de un extremo a otro, pero punto a punto… hay que ser Fernando Alonso para sentir ese cambio). En este modo también permite variar la dureza de la dirección, la gestión del propulsor y el cambio, además del sonido de su mecánica, algo artificial en Sport.

Pero lo cierto es que con esas suspensiones adaptativas (el GTI se decanta por un eje trasero multibrazo) este deportivo va de maravilla, por lo menos dentro de un circuito. Y es que eliminan casi por completo el más mínimo balanceo de su carrocería y filtra de maravilla cualquier ondulación en el firme. A esto también contribuye el que estuvieran equipados con las gomas 225/45 R17 de serie, que tienen algo más de perfil que las que monta en el caso de apostar por las llantas de 18 o de 19 pulgadas, que son opcionales. Y esto fuera del circuito se hará mucho más notable.

La dirección es muy directa y su volante presenta un tamaño y un grosor perfecto. Pero para mi gusto cuenta con demasiados botones y algunos quedan muy al extremo, de forma que es sencillo accionarlos sin querer… y activar la calefacción del volante como nos sucedió durante la toma de contacto en nuestra unidad. Los más radicales igual echan de menos un diferencial autoblocante mecánico, porque este Golf GTI se conforma con el conocido VAQ, que en esta generación además recibe información de otros asistentes de ayuda a la conducción para minimizar las pérdidas de tracción al abrir gas a la salida de las curvas y también para estabilizar el vehículo al atacarlas, destacando su neutro comportamiento, porque a no ser que vayas muy pasado, el eje delantero va donde le indiques con mínima sensación de subviraje. Y para ello también ayuda un equipo de frenos que tiene cuatro discos ventilados y que cumple con las necesidades de este deportivo.

245 CV son más que suficientes

Bajo el capó delantero no hay excesivas sorpresas, porque ahí se esconde el conocido 2.0 TSI, un corazón que eroga 245 CV de potencia y 370 Nm de par motor. Llegarán versiones más potentes como el GTI Clubsport que promete 300 CV (también un Golf R del que poco se sabe), pero esta es realmente equilibrada porque ya firma una velocidad máxima limitada a 250 km/h y un tiempo de 6,2 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h (cuenta con función Launch Control). Cifras más que respetables y que le permiten moverse con una gran soltura.

Por el momento solo está disponible con el conocido cambio DSG7 de doble embrague y 7 velocidades, que suma levas en el volante y que funciona de maravilla. Pero no hubiera estado de más que su modo secuencial se pudiera accionar también desde la pequeña palanca central. Tampoco que desde su lanzamiento se ofreciera con un cambio manual que va a llegar en breve y que ayudará a restar unos cuantos euros a su factura final.

Tampoco están nada mal los 7,4 l/100 km que homologa en ciclo WLTP, aunque dentro de un circuito los 50 litros de su depósito te van a durar un suspiro, porque a ese ritmo el consumo homologado se multiplica por dos.

A nivel estético este nuevo Volkswagen Golf GTI luce los detalles necesarios para diferenciarlo muy rápido de un Golf 'del montón'. Paragolpes, llantas, emblemas, parrilla con panal de abeja (incorpora las luces antiniebla delanteras), acentos en color rojo, doble salida de escape… Todo ayuda a hacerlo especial, pero ten en cuenta que la octava generación Golf no se vende con carrocería de tres puertas. Y este GTI siempre será de cinco.

El interior también presenta detalles que lo hacen especial, como sus asientos delanteros de tipo baquet que además vienen tapizados con su inconfundible estampado a cuadros y que sujetan tu cuerpo a las mil maravillas. Frente a nosotros se coloca el Innovision Cockpit, que combina una pantalla central táctil de 10 pulgadas (ahora prácticamente se controla desde ella y requiere algo de aclimatación) y un cuadro digital de 10,25 pulgadas, ambos con unos gráficos especialmente diseñados para esta versión GTI, al igual que las molduras decorativas, el volante, los pedales metálicos… Y es que hasta el mínimo detalle ayuda a diferenciar a esta versión que marcará parte de la historia Golf.