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Conducimos el Audi A8 50d. La alfombra mágica

Todavía quedan en el mundo del automóvil retos y piques de esos que se recuerdan; 'afrentas' entre marcas que muchas veces se dirimen en los circuitos y otras en los centros de ingeniería. Ahi, precisamente, existe una dura pugna desde hace años, en Alemania, entre las tres marcas punteras del mundo del automóvil. Porque Audi, BMW y Mercedes se disputan desde hace años, con sus berlinas de representación el honorífico titulo de 'coche más avanzado del mundo'. Y los aficionados asistimos encantados a este reto.

Cada generación del BMW Serie 7, el Mercedes Clase S o el Audi A8 tiene la encomienda por parte de los gestores de cada una de las marcas, de 'dar en los morros' a sus rivales. Y a eso se dedican los ingenieros a partir del minuto siguiente a la presentación de cualquiera de sus rivales. Primero estudiarlo; y después, responder. En este caso le tocaba mover ficha a Audi. Y lo ha hecho. Más bien ha tirado todas las fichas que tenía encima de la mesa. Eso es lo que se siente con este A8 que apabulla por todo lo que ofrece.

Para empezar con su construcción. Porque si el primer A8, hace 25, inauguró la construcción en aluminio, esta cuarta generación utiliza aluminio, magnesio o fibra de carbono y en cantidades ingentes, pues el aluminio, por ejemplo, representa el 60 por ciento de la carrocería del coche, cuando la media de lo que utilizan rivales directos es de un 30-35 por ciento. Simplemente por eso, el Audi A8 es 50 kilos más ligero que un Mercedes Clase S o 75 más liviano que un BMW Serie 7. Cura de adelgazamiento que no repercute en la rigidez estructural, un 24 por ciento superior. Y además, contando con el mayor peso que supone la tracción quattro, que le otorga un plus de seguridad y un mejor comportamiento.

Tecnología 'Mild Hybrid' y etiqueta ECO

Hay más, porque un buque insignia como este no debe derrochar; sí en equipamientos y tecnologías, pero no en consumos. Por ello, el Audi A8 cuenta con tecnologia Mild Hybrid, que equipa una batería de 48 voltios que alimenta nuevos sistemas eléctricos y, por ejemplo, acumula energía en las frenadas y puede arrancar tras una parada en modo totalmente eléctrico. De esta manera el A8 puede ahorrar hasta 0,7 l/100 km. Y corona todo este cuidado por conseguir la máxima eficiencia, con la pegatina ECO de la DGT, que le permitirá poder acceder al centro de las ciudades incluso en los días de cierre del centro por episodios de alta contaminación.

Para redondear el comportamiento dinámico, añade elementos como la dirección dinámica y el eje trasero direccional que gira las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras o en sentido contrario en función de la velocidad del coche para ofrecer una trazada más limpia y una mayor facilidad de maniobra. Eso permite, por ejemplo, reducir el radio de giro un metro -de 12,4 a 11,4-. respecto a un A8 sin este sistema. Y el summum viene de la suspensión activa, que utilizando la información de la cámara lee la carretera y se anticipa al estado de la misma para, por ejemplo, ser capaz de absorber baches de hasta 8 centímetros. Todo en busca de la mayor sensación de confort en el interior.

Los pasajeros, de lujo

Un interior en el que el conductor disfrutará, pero los verdaderos protagonistas son los pasajeros de los asientos traseros, que disfrutarán de un grado de comodidad de auténtico lujo. Sobre todo en la versión larga, una auténtica limusina con asientos que se reclina, con función de masaje, sonido en 3D, control de temperatura automático en las plazas traseras en función de la incidencia del sol… Un auténtico lujo para los de atrás. Pero a nosotros lo que nos toca es valorar el coche desde el puesto de conducción. Para ello, hemos realizado un recorrido entre Córdoba y Sevilla, de ida y vuelta, en el que además de la autovía hemos recorrido carreteras de montaña del interior de ambas provincias, con divertidas zonas de curvas y, en general, buen asfalto.

Y el coche sorprende. Lo primero por su silencio, un trabajo de insonorización magnífico. Lo segundo, por el trabajo de filtrado que hacen las suspensiones evitando rebotes o vibraciones en el volante -el asfalto de la autovía A-4 entre Córdoba y Sevilla no es para poner de ejemplo-. Y luego por su suavidad de marcha excepcional, que se puede adaptara al gusto de cada uno seleccionando uno de los cinco modos de conducción que ofrece, entre ellos el Dynamic, que le da un aire más dinámico. El cambio Tiptronic de convertidor de par es rápido y suave; y las levas ayudan sobre todo cuando circulamos en el modo más deportivo. El viaje, a buen ritmo, entre Córdoba y Sevilla nos recuerda que este 50d es un rodador de largo recorrido; un coche que ya nos gustaría pillar en las 'autobahn' alemanas, sin límite de velocidad y con el asfalto perfecto. Pero nos bajamos en Sevilla con la sensación de que podriamos recorrer otros cientos de kilómetros a todo confort y sin el más mínimo atisbo de cansancio. Tal como esperábamos en este terreno de un auténtico 'transatlántico'.

El recorrido de vuelta cambia de paisajes y de terreno. La autovía deja paso a carreteras convencionales, de doble sentido y zonas de curvas. Y si el coche nos ha sorprendido en autovía, aquí multiplica el asombro. Conducimos la versión larga -5,3 metros de longitud- por eso sorprende más cómo entra y sale de las curvas; parece que llevamos un coche mucho más pequeño y, evidentemente, mucho más ligero. El motor además, ofrece una gran elasticidad y empuje desde muy abajo. Y gracias al cambio y a las levas, conseguimos no bajar el ritmo durante el viaje. No es, evidentemente, la zona que mejor se adapta a una berlina de lujo de más de 2.000 kilos de peso. Pero el resultado es, como ya se ha dicho, sorprendente. No solo por cómo se comporta el coche, sino también por la comodidad con la que hacemos el viaje. Y si en Sevilla nos bajábamos del coche pensando en que podríamos seguir otros cientos de kilómetros sin problemas, en Córdoba lo hacemos, por obligación. Porque hubiéramos seguido sin importarnos cuántas curvas nos quedaran por delante.

Con sus 286 caballos, su par máximo de 600 Nm desde solo 1.250 revoluciones por minuto, este A8 50d será el modelo más vendido de la gama. Algo con mucho sentido, porque a unas prestaciones sorprendentes une un consumo homologado de solo 5,9 l/100 km. La guinda de un modelo que en marcha es una auténtica alfombra mágica.

Conducción autónoma… A la espera de la ley

Son 41 los sistemas de ayuda a la conducción que puede ofrecer el Audi A8 gracias al uso de hasta 24 sensores de diferentes tipos: ultrasonidos, cámaras, radares o un escáner láser en el frontal. Con el uso de estos 'ojos', el A8 ve permanentemente lo que está pasando a su alrededor para, a partir de esas señales que recibe, tomar decisiones. Es, además, el primer modelo de Audi con un nivel 3 de conducción autónoma, pues ofrece el sistema Trafi Jam Assist,, que permite una conducción absolutamente automatizada en situaciones de tráfico lento en las que, hasta 60 km/h el coche acelera, frena y se mantiente en el carril por sí solo sin necesidad de actuar sobre el volante.

Pero este sistema no se va a poder ofrecer hasta que la legislación lo permita. Porque para poder incorporarlo de manera totalmente operativa, debe ser homologado y aprobado su uso en cada país europeo donde se vaya a utilizar. Por eso, la marca alemana negocia con las autoridades de cada país -por supuesto con las españolas- para acelerar la introducción de la conducción autónoma. Mientras ese momento llega, también están valorando cómo incorporar este elemento -posiblemente como un módulo añadido- a los coches que se vendan hasta entonces. Habrá que esperar, por tanto, a que las leyes se ajusten a una realidad evidente, que técnicamente, la conducción autónoma, ya está disponible en muchas situaciones.