En plena carrera hacia la descarbonización del transporte, cada comunidad autónoma en España está marcando su propio ritmo. Algunas van con cautela, otras con impulso moderado… y luego está Cantabria. Esta pequeña comunidad del norte se ha convertido, casi sin hacer ruido, en una de las regiones que más está presionando —y subvencionando— para que sus ciudadanos abandonen los vehículos de combustión y se pasen al coche eléctrico.
Con el anuncio reciente de una nueva ampliación del presupuesto para el IV Plan Renove de vehículos, Cantabria ha vuelto a poner el foco en una estrategia que, según algunos expertos, roza el intervencionismo. Y aunque está respaldada por argumentos de sostenibilidad, seguridad y empleo, lo cierto es que el aumento de más de 800.000 euros en incentivos no deja indiferente a nadie.
5¿Modelo ejemplar o camino arriesgado?

El Plan Renove de Cantabria se ha posicionado como un referente nacional. No es la única comunidad con este tipo de iniciativas, pero sí una de las más decididas a invertir en esta transición. Galicia, País Vasco o la Comunidad de Madrid también han puesto en marcha planes similares, pero con enfoques distintos y, en algunos casos, más equilibrados entre electrificación, híbridos, gas o incluso reacondicionamiento de vehículos usados. En definitiva, el plan cántabro puede ser leído de dos formas. Para unos, es una estrategia valiente que impulsa el cambio hacia una movilidad más limpia, dinamiza la economía local y mejora la seguridad vial.