El futuro es cada vez más digital y electrónico, y esto afecta a todos los sectores, incluidos a los talleres. Por eso, hay quien lleva mucho tiempo avisándonos de que la figura del mecánico de toda la vida puede estar en peligro de extinción y al borde de una reconversión forzosa. Ahora, no basta con saber desmontar un motor, ajustar un carburador o cambiar la correa de distribución.
En la mayoría de coches nuevos, lo que un taller necesita es un portátil para acceder al software en remoto y una licencia digital. Sí, los mecánicos van a seguir existiendo, porque necesitamos que alguien sepa identificar el problema que tiene nuestro coche y repararlo, pero tiene por delante el reto de adaptarse a los tiempos si quieren seguir existiendo.
Lo reconocen, de hecho, las propias asociaciones de talleres y mecánicos, que ven cómo el impacto de la electrónica y el software ‘estrecha’ su margen de maniobra.
Tecnología, conectividad y un cerrojo digital

Los coches actuales son una especie de ordenadores con ruedas, y eso lo sabemos desde hace ya bastantes años. Pero quizá no nos hemos parado a pensar en cómo esa transformación tecnológica ha dejado en fuera de juego a miles de talleres que, hasta hace poco, eran la primera opción para millones de conductores.
Hoy, la mayoría de averías ya no se diagnostican mirando debajo del capó, sino conectando un escáner para que lea los errores de las centralitas. Son escáneres que cuestan una fortuna, y requieren acceso a los protocolos internos del fabricante. Y el problema es que algunos están bloqueados para quienes no pertenezcan a la red oficial de la marca.
Los coches llevan centralitas, protocolos de encriptación, actualizaciones por aire (OTA) y sistemas que invalidan piezas si no las instala el personal autorizado. Algunos modelos incluso rechazan componentes si no han sido ‘activados’ de forma digital desde la fábrica. El resultado es que tu mecánico de confianza ya no tiene las mismas herramientas para reparar el coche; y tú, como conductor, tienes cada vez menos libertad para elegir el taller al que quieres acudir.
Derecho a reparar y talleres al borde del KO

En otros países, el debate está mucho más avanzado que en España. En la Unión Europea, Canadá o Australia, las autoridades ya han empezado a legislar para proteger el ‘derecho a reparar’ de los talleres. Es un ‘movimiento’ que defiende el acceso equitativo a la información técnica, los manuales de reparación, los repuestos y el software que hoy controlan los fabricantes.
Todo con el objetivo de que los concesionarios tengan el monopolio de la posventa y que el cliente pueda seguir acudiendo a su taller de confianza sin perder la garantía o quedarse sin soporte técnico. España, por ahora, va un paso por detrás.
Eso sí, las asociaciones del sector llevan años reclamando una normativa que impida esta deriva hacia el ‘mercado cautivo’ que amenaza con expulsar a los talleres independientes del mapa. Porque si no hay acceso a software ni a repuestos, no hay reparación posible. Y si no hay reparación, no hay taller.
En España, según datos de FAATRA, hay 200.000 puestos de trabajo y 45.000 talleres independientes, que son los negocios que mantienen con vida al parque automovilístico, sobre todo fuera de las grandes ciudades, donde no hay tantos concesionarios oficiales. Por tanto, si reducimos esa red, se encarece el mantenimiento, se limita la competencia y se centraliza todavía más un sector importante para la economía y la movilidad.
También es un problema para el consumidor. Cuando el coche te obliga a pasar por el taller oficial, se eliminan opciones. Y con menos opciones, suben los precios. Además, esta dependencia tecnológica implica plazos más largos, costes añadidos por licencias o software y menos transparencia en las reparaciones.