Hace unos años, los ladrones de coches necesitaban herramientas sofisticadas para acceder a un vehículo. Hoy en día, basta con algo tan común como una lata de refresco. Coca-Cola, Pepsi, Red Bull… cualquier bebida bien fría sirve como ‘arma’ insólitamente eficaz para robar coches en tiempo récord.
Puede parecer una broma o un mito urbano, pero no lo es. En las redes sociales, ya se han viralizado vídeos que muestran cómo los ladrones pueden romper fácilmente los cristales de las ventanillas usando refrescos bien helados. Lo sorprendente es la simplicidad del truco y rapidez de ejecución: en menos de un minuto, el coche queda vulnerable.
4¿Qué coches son los más vulnerables?

No todos los cristales reaccionan igual al choque térmico. Los vehículos más antiguos, con vidrios templados sin refuerzo o con años de exposición al sol, son los más susceptibles. En cambio, algunos modelos nuevos cuentan con cristales laminados más resistentes, aunque incluso estos pueden ceder si el frío es extremo y el contraste de temperatura es elevado.
También influye la ubicación del coche. Especialmente en verano, los vehículos estacionados al sol tienen sus cristales a muy alta temperatura. Si en ese momento se les aplica un objeto extremadamente frío, como una lata casi congelada, el resultado puede ser catastrófico. El cristal puede romperse en segundos, sin necesidad de golpes o herramientas tradicionales.