Hace unos años, los ladrones de coches necesitaban herramientas sofisticadas para acceder a un vehículo. Hoy en día, basta con algo tan común como una lata de refresco. Coca-Cola, Pepsi, Red Bull… cualquier bebida bien fría sirve como ‘arma’ insólitamente eficaz para robar coches en tiempo récord.
Puede parecer una broma o un mito urbano, pero no lo es. En las redes sociales, ya se han viralizado vídeos que muestran cómo los ladrones pueden romper fácilmente los cristales de las ventanillas usando refrescos bien helados. Lo sorprendente es la simplicidad del truco y rapidez de ejecución: en menos de un minuto, el coche queda vulnerable.
1El truco del refresco helado: ¿cómo funciona?

La base del método se encuentra en la física. Cuando un cristal templado, como el de la ventanilla de un coche, se expone a un cambio brusco de temperatura, puede fracturarse de manera repentina. Lo que han hecho los ladrones ha sido llevar esta teoría a la práctica con fines delictivos.
La ejecución es sencilla: el delincuente presiona la lata de refresco bien fría directamente contra el cristal del coche durante unos segundos. Al producirse el fuerte contraste térmico, el vidrio se resquebraja o incluso estalla, permitiendo el acceso al vehículo. Lo preocupante del método es que no hace ruido, ni requiere fuerza ni herramientas.