Si eres del team verano y más de playa que de montaña, tienes que saber que esa decisión tan personal puede costarle alguna que otra avería a tu coche. Y no precisamente barata. Pero la buena noticia es que puedes evitarlo.
Vacaciones en familia, el coche cargado hasta arriba, el mar de fondo, las ventanillas bajadas, las chanclas en los pedales —ojo con esto, que te puede costar una multa— y ese olor a salitre que te hace desconectar. Ese paraíso puede hacer que vuelvas con una avería seria y varios miles de euros menos en tu cuenta bancaria.
¿Sabías que la arena, el salitre y la humedad no solo acaba en tu piel o en tu pelo? También en lo más profundo de tu coche, y termina obstruyendo filtros, oxidando componentes y puede provocar reparaciones bastante graves que harán que el mes de septiembre se haga todavía más cuesta arriba.
Las averías que la playa puede provocar en tu coche

La primera gran víctima de tus vacaciones en la playa es el filtro de aire del motor. Al circular por zonas de playa —sobre todo por caminos no asfaltados, con viento o cerca de dunas—, las partículas más finas y la arena se pueden colar en el sistema de admisión. Y si ese filtro se obstruye, el motor pierde eficiencia, se sobrecalienta y puede terminar con daños graves. En los casos más extremos, podemos estar hablando de una factura de entre 3.000 y 8.000 euros, según el alcance de la avería y el coche que tengas.
Otro componente que sufre en silencio es el filtro del habitáculo. Normalmente, no es caro (entre 15 y 40 euros), pero si no lo cambias a tiempo, vas a reducir el flujo de aire, forzar el sistema de climatización y hasta acortar su vida útil. Y no creo que te haga gracia quedarte sin aire acondicionado en pleno mes de agosto.
Por último, el último elemento del coche que estás pensando. El salitre y los granos de arena también aceleran el desgaste de las escobillas del limpiaparabrisas, y lógicamente terminan rayando el cristal. Por tanto, vas a empeorar la visibilidad y a dañar incluso el cristal.
Cómo cuidar tu coche para evitar una avería de verano

El mejor remedio para evitar sustos (y averías) es prevenir. Lo básico es lavar el coche a fondo después de hacer una visita a la playa, sobre todo si has circulado por zonas muy cercanas al mar. Pero no des solo un mangerazo para quitar la suciedad. Limpia bien los bajos, los pasos de rueda y cualquier hueco en el que creas que se puede acumular arena o sal.
Cuando termine el verano, revisa bien todos los filtros. No hace falta que lo hagas después de una simple escapada, pero sí al final del verano si has estado en alguna zona de playa. De hecho, cambiar el filtro del aire o del habitáculo a tiempo te puede salvar de una avería más cara. Es una ‘operación’ sencilla y asequible que te va a costar muy poco.
Tampoco te olvides de las escobillas. Cuando laves el coche, pásale un paño húmedo y cambia las gomas si notas que no barren bien. Al final, la buena visibilidad en la carretera es una cuestión de seguridad.
Y un consejo extra: inspecciona bien la carrocería. El salitre acelera la aparición de óxido, sobre todo si hay pequeños arañazos o la pintura está en mal estado. Actúa si ves alguna señal de corrosión, porque puede ser que termine por dañarla por completo si no le das mucha importancia. Quizá tu coche no se ‘queja’ durante las vacaciones, pero esos daños silenciosos pueden aparecer en forma de avería varios meses después.