Cada euro cuenta y en un contexto en el que llenar el depósito cuesta cada vez más, los peajes no dejan de subir y la inflación aprieta los bolsillos, cualquier oportunidad de ahorrar es bienvenida. Lo que muchos desconocen es que su propio medio de transporte —ya sea coche, moto o incluso bicicleta eléctrica— puede convertirse en una interesante vía para recortar la factura fiscal. Sí, hablamos de deducciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por cuestiones relacionadas con la movilidad.
Aunque no son ampliamente conocidas, existen ciertas ventajas fiscales que permiten deducirse hasta 3.000 euros por la adquisición de determinados vehículos. No es magia ni una laguna legal, sino medidas establecidas por la normativa vigente, en su mayoría pensadas para incentivar la movilidad sostenible. Y lo mejor de todo: ya están en vigor y pueden aprovecharse con una buena planificación.
2Deducciones autonómicas: más opciones según dónde vivas

Además de los beneficios estatales, algunas comunidades autónomas han diseñado sus propias deducciones fiscales vinculadas a la movilidad. Es el caso de regiones como Navarra, País Vasco o Valencia, que permiten deducir parte de los gastos por adquisición de vehículos eléctricos o por inversiones relacionadas con la sostenibilidad del transporte.
Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, los contribuyentes pueden deducirse un porcentaje del coste por instalación de infraestructuras de recarga en el hogar. En Navarra, existen incentivos fiscales adicionales por la compra de motos eléctricas. Estas deducciones pueden no parecer tan generosas como la estatal, pero si se combinan bien, el ahorro total puede ser considerable. Por eso, conocer la normativa de tu región es clave.